INNOVACIÓN BIOMÉDICA

Vall d'Hebron 'borra' cicatrices de quemados con células madre

Joan Pere Barret, responsable de cirugía plástica y quemados de Vall d'Hebron, ayer en el hospital.

Joan Pere Barret, responsable de cirugía plástica y quemados de Vall d'Hebron, ayer en el hospital.

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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Dos pacientes de 25 y 30 años que en el 2013 sufrieron quemaduras de tercer grado en las manos y los antebrazos están recuperando la capacidad de flexionar y utilizar con normalidad las extremidades superiores gracias a un innovador implante de células madre que han recibido en el Hospital del Vall d'Hebron. El material celular se consiguió cultivando células madre adultas obtenidas del tejido adiposo de los propios enfermos, que fueron preparadas e inyectadas en las endurecidas cicatrices que habían dejado las quemaduras. Es la primera vez que un hospital español completa con éxito un proceso de este tipo.

La curación de las graves lesiones que los pacientes sufrieron en un incendio concluyó hace un año, pero a ambos les quedó como secuela una notable dificultad para doblar los brazos a la altura de los codos, y la imposibilidad de hacer cualquier gesto que exigiera elasticidad en la piel de los brazos. El endurecimiento de las cicatrices les impedía de forma importante el uso habitual de los brazos.

Un año después de ser inyectadas las células madre, la piel de las cicatrices se sigue regenerando y se va diluyendo el endurecimiento que circundó las heridas cutáneas, explicó ayer Joan Pere Barret, responsable de cirugía plástica y quemados en el Vall d'Hebron. «Al  mes de la inyección de células madre ya se notaron cambios importantes en las cicatrices, y un año después esos endurecimientos se siguen difuminando», añadió Barret. Lo más importante, puntualizó no obstante el cirujano, es la mejoría en las condiciones físicas que experimentan los enfermos. «Las cicatrices pierden colágeno y esto reduce el endurecimiento -dijo Barret-. El tejido se hidrata, se esponja, adquiere turgencia y recupera elasticidad. Ganan movilidad». El cirujano prevé que el implante celular siga actuando «incluso en los dos años venideros».

MICROAMBIENTE / El tejido adiposo de los enfermos se obtuvo aspirando a través de pequeñas incisiones milimétricas que permitieron aislar las células madre. Una vez cultivadas, se inyectaron en las cicatrices causadas por las quemaduras. Las células madre mesenquimales crearon un «microambiente» en el tejido, que estimuló la creación de nuevos vasos sanguíneos, generó factores de crecimiento -producción sanguínea- y dio lugar a una nueva estructura que va sustituyendo a las antiguas cicatrices. «A largo plazo, se crea una estructura física muy parecida a los tejidos normales», explicó Barret. «Los pacientes sienten que sus brazos tienen mayor flexibilidad, están mejor hidratados y va disminuyendo el contorno de las cicatrices», resumió el cirujano.

Cuando el cultivo de células madre adultas con fines regenerativos exige una gran producción celular, Vall d'Hebron solicita la intervención del Banc de Sang i Teixits de Catalunya. En los casos de menor envergadura, el cultivo se emprende en el hospital. El uso de células madre obtenidas del propio enfermo podría ser de utilidad, a medio plazo, para mejorar el resultado antiestético de numerosas intervenciones quirúrgicas y para resolver algunas heridas que se endurecen e impiden la función de la zona afectada.