PRIMEROS PASOS DE UN EQUIPAMIENTO

Laboratorio digital en Villa Desahucio

Ciutat Meridiana abrirá su centro en el local que ocuparon los vecinos para un banco de alimentos

C. J.
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuarenta puestos de trabajo en un año durante al menos seis meses gracias a contratos de formación del Ayuntamiento de Barcelona, que incluyen la preparación de cinco dinamizadores del centro. Ese ha sido el argumento por el que los vecinos de Ciutat Meridiana se dejaron de oponer a la creación del fab lab en un edificio municipal que hasta entonces estaba vacío y que reclamaron como sede de un banco de alimentos en el barrio.

Este jueves, la visita de los congresistas del Fab Lab al futuro equipamiento transcurrió en paz, a muy pocos metros de donde la asociación de vecinos acogía una asamblea de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en la llamada Villa Desahucio. Y sus representantes hicieron la recepción de cortesía a unos visitantes que explicaron sus experiencias en otros puntos del mundo.  Cómo en Lima (Perú) hay barrios que han tenido internet antes que agua corriente y han usado la fabricación digital para resolver problemas del alcantarillado. O cómo en Togo el fab lab que usan 20 personas ha creado un ordenador en un bote vacío de combustible y sus propias impresoras 3D con piezas recicladas. O cómo en los países árabes, la educación infantil insiste en que aprendan matemáticas, ciencias y tecnología como medio de progreso.

En Ciutat Meridiana, mientras los congresistas discutían en inglés, un vecino, Ramón, exalbañil, se miraba las máquinas, un anticipo de los 10 ordenadores y algunas impresoras 3D y fresadoras que llegarán en septiembre, y sobre las que el director del MIT Media Lab, Neil Gershenfeld, ya ha echado la bronca al ayuntamiento por insuficientes. «Y digo yo, ¿con esto cómo se puede construir una casa? Porque está haciendo un juguete de plástico». Hubo que explicarle que las casas se construyen con piezas hechas en cortadoras láser muy grandes y que se ensamblan como un puzle.

Juan Esteban León, el presidente de la asociación de vecinos de Torre Baro, tampoco es que tuviera muy claro los conceptos, pero para él la promesa de los empleos era lo más importante. «Ciutat Meridiana no puede quedar atrás y sus vecinos han de tener las mismas oportunidades que el resto de la ciudad», proclamaba la concejala del distrito de Nou Barris, Irma Rognoni, a los representantes de las entidades.

A Ramón parecía no importarle ni que las clases desde el MIT que se impartirán cada miércoles a través de la Fab Academy sean en inglés ni los conocimientos informáticos que pueda necesitar. Para él, la formación prometida le iba a permitir crear útiles para sus partidas de petanca y nuevos equipamientos para los vestuarios del campo de fútbol del barrio.

«Hemos seleccionado a gente de dos perfiles: los que puedan ser dinamizadores del centro, y parados de larga duración que ya no cobran subsidios que puedan aprender sobre los nuevos materiales. Queremos que sean ellos los que intenten resolver problemas de zonas comunitarias del barrio con tecnología», explica Lorena Ventura, de Barcelona Activa.