Dimite el director de los Mossos

El jefe político de los Mossos, Manel Prat, anuncia su dimisión en la rueda de prensa de este martes.

El jefe político de los Mossos, Manel Prat, anuncia su dimisión en la rueda de prensa de este martes. / periodico

ANTONIO BAQUERO / Barcelona

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El director general de la Policía de la Generalitat y jefe político de los Mossos, Manel Prat, ha presentado esta noche su dimisión, en una comparecencia que ha convocado en la comisaría de Les Corts y en la que no ha aceptado preguntas. Prat ha afirmado que lo deja porque su recorrido profesional su puesto actual ha culminado y no por los casos que le han dejado aislado. También ha negado haber faltado a su palabra en relación con el caso de Ester Quintana.

La dimisión había sido pedida por activa y por pasiva por la oposición, y comprometida por él mismo en una entrevista con EL PERIÓDICO si se demostraba que una pelota de goma disparada por un agente causó la pérdida de un ojo a Ester Quintana en una manifestación en la huelga general del 14 de noviembre del 2012, cosa que la jueza dictaminó que había sucedido así el pasado 15 de noviembre, un año y un día después del suceso.

Este martes, Prat ha afirmado que no ha aparecido "una prueba fehaciente, una imagen", por lo que considera que no ha faltado a su palabra. También afirmó que ese caso se ha usado para vengarse de él por varias razones y confió en que los dos mossos imputados dejarán de estarlo. Aquel día, insistió, no se dispararon pelotas de goma en la zona en la que Quintana resultó herida.

Otros escándalos

La 'era Prat' se ha visto marcada por un rosario de escándalos, desde la mutilación de Quintana a la muerte del ciudadano Juan Andrés Benítez, al ser violentamente golpeado y detenido por un grupo de los mossos, diez de los cuales están imputados judicialmente por este caso.

Con la confianza del 'president', Artur Mas, pero no la de su 'conseller' y superior inmediato, Ramon Espadaler, Prat ha visto recientemente cómo el socio de CiU, ERC, pedía su cabeza por primera vez. Pero parecía que nunca llegaría el día de su renuncia. No voluntaria, por lo menos.