Gente corriente

Manuel Ferrús: «A veces me dicen: '¿Qué opina de este cuadro?'»

Vigilante con doble vida. Tras 22 años uniformado en la Tàpies, hoy debuta como cantante en el museo del pintor.

«A veces me dicen: '¿Qué opina de este cuadro?'»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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Quien se acerque hoy, a las 20.00 horas, a la Fundació Tàpies que no se espere ni una performance, ni una sesuda conferencia ni un concierto de música contemporánea. La artista Mireia c. Saladrigues descubrió que tras el uniforme de uno de los vigilantes del museo latía un alma creativa y le propuso participar en un proyecto artístico. Buscaré un lugar para ti: Manferri en vivo es el título de un recital de canciones de Nino Bravo, Juan Bau y... ¡Sau! en el que Manuel Ferrús destapa su doble vida. La entrada es libre.

-La de sorpresas que esconde un uniforme.

-Pues sí. Mireia quería reflejar otra faceta de un profesional de la seguridad: si en lugar de con el uniforme la gente te ve cantando, te miran distinto.

-¿Desde cuándo conocen su faceta musical en la Fundació Tàpies?

-Trabajo aquí desde 1991 y un día grabé un casete con varias canciones y se lo hice escuchar a una de las recepcionistas. «Escucha a este cantante, es nuevo», le dije. «Pues se parece a Nino Bravo -contestó-. ¿Quién es?». Cuando le descubrí que era yo empezó a correr la voz de que cantaba. Mi nombre artístico, Manferri, me lo puso un trabajador de aquí. Es una mezcla entre mi nombre y el de Nino Bravo, que en realidad se llamaba Luis Manuel Ferri.

-¿Cómo le dio por Nino Bravo y Juan Bau?

-El día que Nino se mató en coche, mi padre dijo que había muerto el mejor cantante de España. A los 13 años mi primer disco fue de Nino y luego me apunté a su club de fans. Juan Bau es de la misma época y cantando me parezco más a él.

-¿Y cómo encaja Sau en el recital?

-Eso es un reto para mí. Yo y toda mi familia somos catalanes, pero nunca he hablado el catalán, me cuesta mucho y me da muchísima vergüenza. Me he aprendido Boig per tu de carrerilla para que vean que sí hablo catalán, pero cantando.

-Tantos años custodiando obras de Tàpies, ¿se le ha pegado algo?

-Pues sí, ¡incluso he intentado pintar algún cuadrito en casa! Antes era panadero; trabajaba de noche y dormía de día. La panadería estaba en Diputació con Rambla Catalunya y cuando iba a repartir el pan pasaba por delante de este edificio sin saber qué era. Cuando vine de vigilante pensé: «¡Andá, si aquí puedo aprender cosas!

-¿Le despertó el interés por la cultura?

-Antes de estar aquí no había entrado jamás en un museo y en cambio ahora voy de vez en cuando. También me gusta quedarme a los conciertos de música contemporánea. No es que  me guste mucho, pero he aprendido a respetar lo que hacen los demás aunque no comparta sus gustos.

-¿Qué pensó cuando vio por primera vez los cuadros de Tàpies?

--Me quedé muy extrañado porque nunca los había visto. A veces la gente me pregunta: «¿Y usted qué opina de este cuadro?».

-¡Cuánta familiaridad! ¿Y qué contesta?

-Que no puedo decir nada. Cuando estoy en las salas me gusta escuchar las explicaciones de las guías. Por ejemplo, hay un cuadro que unos dicen que es un elefante y otros dicen que es un sobre...

-¿Y usted qué dice?

-Yo veo un sobre. Pero un día escuché que el cuadro hacía referencia a un preso que iba a ser fusilado y que se escapó de la cárcel [Composició amb números alude al anarquista Oriol Solé Sugranyes, que fue tiroteado tras su evasión en 1976]. Entonces sí que le vi sentido al cuadro.

-¿Cree que, de estar vivo, Tàpies hubiera venido a su actuación?

-Tàpies no lo creo, pero a su hijo Miquel [fallecido el año pasado] seguro que le hubiera gustado estar. Siempre me preguntaba por la música. Con esta actuación de hoy me gustaría rendirle homenaje.