entrevista con la Adiestradora de elefantes

Yvonne Kludsky: "Dumba es un miembro más de nuestra familia"

Un gesto de complicidad.

Un gesto de complicidad.

GEMMA TRAMULLAS / Barcelona

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Yvonne y Dumba han crecido juntas. Desde hace 30 años viven en Catalunya, en una finca rodeada de bosques de pinos y encinas. Trabajan en circos, películas, publicidad y todo tipo de actos. Cuando llega una visita, Dumba se acerca bamboleando sus 3,5 toneladas de peso y 2,80 metros de altura y roza la cara del invitado con la trompa. «Sóplale suavecito en la trompa-sugiere Yvonne-. Le hace cosquillas. Le encanta que le hagan cosquillas». Su aliento cálido sabe a naturaleza concentrada.

-¡Qué animal tan bello! Impresiona verlo tan de cerca.

-Dumba es una hembra de elefante asiático, que en su tierra de origen es un animal doméstico y lleva muchísimos años trabajando con el hombre. Tiene 35 años y es muy alta. Aún tiene que engordar unos 400 o 500 kilos para coger la corpulencia de una hembra adulta.

-Como Mowgli, usted se crió con animales.

-Tengo 57 años y llevo toda  mi vida con animales, sobre todo elefantes, pero también osos, caballos y perros. Recuerdo que cuando no tenía más de 3 años jugaba a resbalar por la barriga de un elefante de mi padre, como si fuera un tobogán.

-Su padre, Gösta Kruse, era un famoso adiestrador de elefantes, y su madre, Joan Fowles, trabajaba con caballos. Se conocieron en el legendario circo inglés Bertram Mills, por eso usted nació en Inglaterra.

-Por parte de padre soy la cuarta generación de artistas de circo y mi marido, George, es la sexta. Mi padre solía jugar con sus elefantes al escondite. Se ponía detrás de un árbol y ellos le abrazaban con la trompa cuando le encontraban. El día que él murió nadie esperaba que yo saliera a actuar, pero lo hice. Trabajábamos juntos en Francia, en un número con ocho elefantes, y sentí la necesidad de salir con sus animales. A él le hubiera gustado.

-¿Qué aprendió de su padre?

 

-A tener mucha paciencia y a respetar a los animales. Los elefantes son  muy inteligentes y cariñosos, pero adiestrarlos requiere un proceso: se trata de observar al animal y sacar provecho de lo que puede hacer de forma natural. Todo se basa en la confianza mutua. Dumba sabe que jamás le pediré que haga una cosa que no sabe hacer.

-¿Cuál es la principal virtud de un adiestrador de elefantes?

 

-La paciencia. Como los niños, estos animales tienen un periodo de concentración muy corto durante el que pueden aprender cosas, y después ya no sirve de nada insistir. Así que, si estás nervioso o tienes prisa, mejor te relajas y vuelves a probarlo otro día.

-¿Qué dice la gente cuando se enteran de que tiene semejante animal en casa?

-Mis vecinos ya están acostumbrados. Desde hace años vienen muchos niños a ver a Dumba. Me parece muy importante educarles en el respeto y el amor a los animales, porque eso les sirve para tener un trato mejor con las personas, o al menos eso creo yo. Cuando hay niños, ella camina con tanto cuidado que parece que vaya de puntillas. También vienen personas invidentes. Tocarla es una experiencia preciosa para ellos.

-¿Qué hace si quiere irse de vacaciones o a cenar con su marido?

-Nos turnamos para que uno de nosotros esté siempre con ella. Es verdad que es una vida sacrificada, pero la hemos elegido nosotros y no aguantaríamos si no la amáramos intensamente. Lo que no sé es cuánto tiempo podremos seguir así.

-¿Se refiere a la propuesta de ley del Parlament para prohibir todos los circos con animales en Catalunya? 

-Sí, pero ya hace mucho tiempo que los grupos animalistas están haciendo presión. Al principio consiguieron forzar avances en el bienestar de los animales, pero ahora quieren acabar con todo. Dicen cosas como que los animales están encadenados las 24 horas, pero eso no es cierto; quizá podía ocurrir hace muchos años, pero ahora no es así.

-¿Puede poner la mano en el fuego por toda la profesión?

-La gente del circo vivimos por nuestros animales pero, como en todas partes, si alguien no se comporta correctamente debe ser sancionado. El circo es, según la Real Academia, «un recinto cubierto por una carpa, con gradería para los espectadores, que tiene en medio una o varias pistas donde actúan malabaristas, payasos, equilibristas, animales amaestrados, etcétera», y en Francia atrae a 14 millones de personas. Prohibir no es la solución; que hagan más inspecciones y comprueben si los animales están bien cuidados o no.

-Lo que pasa es que ustedes no suelen contar su lado de la historia.

-Es un poco culpa nuestra. Estamos tan ocupados cuidando a nuestros animales que no tenemos tiempo para defendernos, pero es importante que la gente lo sepa. Cuando estamos en casa, Dumba sale a pasear por el bosque. Es muy bonito ver cómo se aleja sola y luego vuelve porque quiere estar con nosotros. Y cuando hacemos viajes largos paramos para que descanse y coma. Hemos rechazado tres temporadas en Polonia, en Francia y en Noruega porque no queremos estar tanto tiempo fuera.

-Habla de ella como un hijo, solo que pesa tres toneladas.

-Es que Dumba es un miembro más de nuestra familia.