LÍDER CONTROVERTIDO

Un profeta fuera de la moralidad

Marcial Maciel contó con el favor de Juan Pablo II, que desoyó las denuncias contra él

Bendición 8 Juan Pablo II y Marcial Maciel, en una imagen del 2004.

Bendición 8 Juan Pablo II y Marcial Maciel, en una imagen del 2004.

I. S.
ROMA

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Marcial Maciel (1920-2008), el sacerdote mexicano fundador de los Legionarios de Cristo, era «un falso profeta» que tuvo una existencia «fuera de la moralidad, disipada, extraviada», que «de alguna manera estaba muy bien cubierta». Sus comportamientos, que fueron «gravísimos», han sido «confirmados por testimonios incontrovertibles». Son palabras de Benedicto XVI y del Vaticano, del año 2006, más de medio siglo después de la fundación de la Legión.

¿Cómo se pudo llegar a tanto? Los Legionarios nacieron en México en 1941, durante el pontificado de Pío XII. Años en los que, en Europa, se afrontaba una guerra mundial, mientras que México vivía una época de convulsiones y reivindicaciones sociales que culminaría con el ascenso del izquierdista Partido Revolucionario Institucional (PRI), contrario en aquel momento a la Iglesia. Así, poniéndose el estandarte de defensor del clero, Maciel escaló rápido los escalones de la fama de una sociedad en la que el componente religioso había sido implantado con fuerza siglos antes.

Y empezó su expansión. A España la Legión llegó en 1946, estableciendo lazos con el franquismo. Más tarde, le tocaría a Estados Unidos, que junto con la española y la italiana es de las naciones de más implantación en el mundo de esta congregación que hoy posee decenas de centros educativos, más de 1.800 miembros en la Legión y 30.000 de laicos en Regnum Christi, su brazo seglar.

Fue en plena Guerra Fría, con Juan Pablo II, cuando los Legionarios (como el Opus Dei y decenas de otras organizaciones católicas ultraconservadoras), consolidaron su poder, vinculándose a menudo con poderosos lobis. En su Las finanzas secretas de la Iglesia, el investigador católico Jason Berry cuenta una anécdota que revela la cercanía entre el Papa polaco y Maciel: «En enero de 1979, en su primer viaje como Pontífice, Juan Pablo visitó México. Maciel iba sentado en el avión con él, como recompensa por el extenso trabajo de avanzada».

En los 90, las denuncias contra Maciel y la Legión eran ya muy insistentes pero, a pesar de ello, la jerarquía vaticana mantenía el silencio sobre este movimiento del nuevo catolicismo que aportaba dinero y nuevos seminaristas. Fue Benedicto XVI quien, muerto Juan Pablo II, castigó por primera vez a Maciel y le ordenó retirarse. Pero Maciel murió en el 2008 sin jamás haber sido sometido a un juicio público.

Entre el 2009 y el 2010, el Papa alemán ordenó, primero, una investigación sobre la Legión y, luego, la puso bajo mandato de un comisario vaticano, Velasio de Paolis. Escarbando, salió de todo, como que 35 legionarios habían sido acusados de pederastia, como reveló la propia Legión este pasado diciembre. Pero incluso así, no son pocos los que aseguran que aún hay muchas historias ocultas.