El futuro de una entidad intervenida por el Vaticano

La Iglesia desconfía de la refundación de la Legión de Cristo

Misa celebrada por el cardenal De Paolis, el pasado 8 de enero, en Roma.

Misa celebrada por el cardenal De Paolis, el pasado 8 de enero, en Roma.

IRENE SAVIO / Roma

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Sesenta y un legionarios de Cristo se reúnen en un edificio de los suburbios de Roma. Los periodistas intentan saber, hacer preguntas. El portavoz aborta las peticiones: «De momento, no hay entrevistas», responde. La secuencia se repite desde hace tres semanas. Es el tiempo que lleva en marcha el capítulo general de la Legión de Cristo, la más grande y poderosa congregación católica, intervenida por el Vaticano desde el 2010. Circunstancia que, sin embargo, no ha aplacado los recelos de las víctimas y de la propia Iglesia.

La razón del opaco encuentro es que se ha de refundar la organización. En concreto, se trata de nombrar un jefe y redactar unos nuevos estatutos. Todo, por el escándalo de los abusos sexuales cometidos por el fundador, el fallecido Marcial Maciel -padre de varios hijos-, y otros legionarios, y por la red de poder y silencio existente dentro de la Legión, hechos que incluso han acabado formando parte de la documentación en manos del Comité de la Convención de Derechos del Niño de la ONU que estos días evalúa la respuesta de la Santa Sede a los abusos del clero.

VIEJAS COSTUMBRES / Pero las viejas costumbres son difíciles de extirpar. Así, en la dirección general legionaria de Roma, donde se lleva a cabo la reunión, el hermetismo es completo. Poco o nada se sabe de lo que ocurre realmente allí dentro. La Santa Sede también mantiene el silencio. Al menos pública y oficialmente. Solo fuera del recinto vaticano algunos manifiestan su irritación. «No sé cómo acabará esta historia. Se han cometido tantos errores y todavía hay tantos puntos oscuros...», dice un prelado de la curia romana. «Es evidente que en el Vaticano hay inquietud, y más teniendo en cuenta que Maciel era un personaje ligado a Juan Pablo II, que será canonizado en abril», argumenta el vaticanólogo Francesco Peloso.

Las informaciones conocidas explican la preocupación de la Iglesia. A los escándalos del pasado y la sangría de deserciones que sufre la Legión desde el 2006 -cuando Benedicto XVI ordenó a Maciel retirarse a la vida privada-, se han añadido tres graves salidas justo antes del capítulo. En noviembre, Deomar Guedes dejó su cargo como consejero y se fue a vivir a Brasil en una casa no perteneciente a la congregación, denunciando que el sistema de Maciel está vivo y coleando. En la Legión se manejan «propiedades con sociedades civiles burlando la ley eclesiástica», escribió, entre otras cosas.

Luego se fueron el estadounidense Timothy Meehan y el francés Antoine Coelho, quienes habían sido elegidos para participar en el capítulo. Contactado por este diario, Coelho declinó ser entrevistado, pero confirmó que ha abandonado la Legión. En paralelo, prosiguieron las críticas de víctimas y exlegionarios. El día del comienzo de la reunión, el pasado 8 de enero, el movimiento francés de exlegionarios y víctimas de la congregación Lourdes 2013 envió un comunicado en el que tildó de «operación de fachada» las reformas en curso. «La Legión es como un enfermo de cáncer que se niega a tratarse. Muchos abusos siguen ocultos, en particular en países de América Latina donde estos temas son tabú», denuncia David Cohessy, director ejecutivo de la combativa organización estadounidense de víctimas de pederastia eclesial SNAP. No ayuda, claro, que personajes como Luis Garza Medina, exmano derecha de Maciel, participen en el capítulo.

DERIVAS SECTARIAS / Lejos del Vaticano, atacan también desde dentro de la Iglesia. En una carta en manos de este diario, el arzobispo de Marsella y presidente de los obispos franceses, Georges Pointer, reconoció recientemente la existencia de «derivas sectarias dentro de las mismas instituciones de la Iglesia». Y continuó: «En numerosas ocasiones, hemos alertado a los fieles de la peligrosidad de ciertos grupos [...] y hemos pedido a estos responsables [de los grupos] responder a nuestras peticiones. Pero muy frecuentemente, hemos recibido de parte de las personas a las que nos dirigíamos solo silencio y menosprecio», escribió Pointer en este documento del 7 de noviembre pasado, dirigido a un grupo de víctimas y exlegionarios. Llama la atención que Pointer, que fue nombrado en abril en su cargo, es considerado cercano al Papa.

Y esta es la gran incógnita. ¿Francisco conoce los pormenores del caso de la Legión? Según Peloso, sí. «El Papa es jesuita y latinoamericano, sin mencionar que son 20 años los que se llevan hablando del asunto. Es imposible que no sepa», dice. Sea como fuere, será él quien tenga que ratificar la constitución legionaria después de que estos la terminen, lo que debería acontecer en breve.