Tráfico de niños

Alfonsa señala a un cuñado como intermediario del robo de su bebé

Alfonsa Reinoso abandona las dependencias policiales tras prestar declaración, en compañía de su abogado, Antoni Julià, ayer.

Alfonsa Reinoso abandona las dependencias policiales tras prestar declaración, en compañía de su abogado, Antoni Julià, ayer.

V. VARGAS LLAMAS / J. G. ALBALAT
BARCELONA

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Un cuñado de Alfonsa Reinoso intervino como intermediario en la supuesta sustracción del bebé que ella dio a luz en la clínica Dexeus de Barcelona el 18 de junio de 1987. Eso es al menos lo que sostuvo la madre biológica de Marina Estivill durante la declaración de cuatro horas que realizó ayer ante la policía en el marco de las pesquisas ordenadas por el juez que instruye el caso.

La demandante expuso ante los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que le tomaron declaración en la comisaría de la Verneda que tras conocer la existencia de Marina, su hija le trasladó las sospechas que albergaba de que alguien del entorno familiar de Alfonsa interviniera en la presunta adopción ilegal.

En ese momento, la madre biológica reparó en que la víspera o el mismo día del parto -sin poder especificarlo con rotundidad- Mercedes Porrera, entonces directora de la Casa de la Jove, el centro de acogida donde se encontraba, la acompañó al exterior de las instalaciones hasta la llegada de un taxi que tenía que trasladarla a la clínica Dexeus.

Alfonsa recordó ante los agentes la sorpresa que tuvo al abrir la puerta del vehículo y encontrar a Jordi Beltrán, esposo de su hermana Mariana y con quien tenía escasa relación, ya fallecido. Según fuentes próximas a la investigación, la declarante afirmó que la propia Porrera la tranquilizó al asegurarle  que ella misma acudiría al centro después. Y que ya en el taxi se tomó las dos pastillas que, aseguró, le facilitó la propia Porrera, no recordando nada de lo sucedido desde entonces y hasta que despertó tras el parto en su habitación de la Dexeus.

SUMAS CONSIDERABLES / Las sospechas de Marina y los recuerdos de Alfonsa llevaron a esta a contactar vía telefónica con su hermana, a la que le hizo saber que desde la Unitat de Recerca d'Orígens Biològics del Departament de Benestar Social i Família le comunicaron que 26 años atrás dio a luz a una niña y que esta intentaba localizarla. La madre biológica declaró que prefirió no revelar a su hermana que ya había contactado con su hija. Y añadió que Mariana le recomendó que no se personara en Benestar Social porque los datos eran falsos y se haría ilusiones en vano. Ante la insistencia de Alfonsa, la hermana zanjó la charla al subrayar que el bebé, varón, falleció al nacer.

Según la declarante, a través de un funcionario y de Marina, tuvo constancia de que Jordi Estivill, el padre adoptivo, había entregado sumas considerables de dinero a Beltrán. Alfonsa volvió a telefonear a su hermana, en esta ocasión para trasladarle que en la documentación sobre el caso disponible en la Generalitat aparecía identificado su esposo.

Mariana volvió a negar cualquier vínculo de su esposo argumentando que ella misma estuvo en el hospital en el parto, junto a una asistenta social de Calella -identificada como Mari Carmen- y un matrimonio que no identificó. Acto seguido, su hermana insistió en que alumbró a un varón, pero esta vez dijo que ella misma comprobó que nació vivo.

RUEGO / La querellante afirmó que su hermana jamás le habló de todo esto en 26 años. Y ante la insistencia de Alfonsa para disponer de más datos, la viuda de Beltrán le rogó que no contara nada del caso a sus hijas para que no pudieran asociar a su padre fallecido con el tráfico de bebés.

Alfonsa sostuvo que Marina le informó de las trabas que le plantearon entidades y organismos para poder conocer a su madre biológica. Y reiteró que no firmó ningún documento que autorizara la cesión del bebé. La demandante volvió a implicar en la presunta gestión irregular a la madre adoptiva, Cristina Rimbau, y a Teresa Cervelló, fallecida y entonces mujer del abogado Ignasi de Gispert, otro de los querellados.

La declarante identificó por foto a ambas, y dijo que se le presentaron como asistentes sociales, así como que Cervelló la acompañó en el cambio del centro de acogida, mientras que Rimbau, también querellada, iba con ella en las visitas médicas  a la Dexeus. También les acompañaba, dijo, Porrera, a la que asimismo reconoció. No pudo hacer lo propio con la doctora Victoria López-Rodó, de quien sí recordaba que le atendió en sus visitas ginecológicas en el centro sanitario.