La experiencia

Solidaridad terapéutica

Felices 8 Richy Gallardo y Laura López, con los pequeños Dennis y Àlex (derecha).

Felices 8 Richy Gallardo y Laura López, con los pequeños Dennis y Àlex (derecha).

EL PERIÓDICO
BLANES

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Laura llora de emoción mientras desgrana el tsunami de solidaridad que ha desbordado su vida desde que este diario dio a conocer que su familia, en Blanes (Selva), decidió dejar de usar la calefacción para poder pagar el tratamiento de su hijo autista de 3 años. Le gustaría poder abrazar a todas las personas que le han ayudado a sufragar la terapia de Dennis, pero como no puede abarcar con sus brazos a tanto rey mago, se conforma con dar un achuchón al cohibido periodista que la está entrevistando.

La noticia se publicó en EL PERIÓDICO el pasado 13 de diciembre y en apenas diez días la vida de Laura López, Richy Gallardo y sus hijos Àlex  y Dennis ha dado un vuelco. Tres cadenas de televisión se hicieron eco de su problema y recordaron que la familia necesita 500 euros al mes para pagar el tratamiento del pequeño y que, para conseguirlos, habían decidido renunciar al uso de la calefacción este invierno. Así podrían destinar a su hijo pequeño los 1.400 euros que se comió la caldera en el 2011. Una economía doméstica de guerra que a punto estuvo de costarles un disgusto, debido a que por culpa del pequeño brasero eléctrico que se compraron sufrieron un conato de incendio.

La difusión mediática de su caso, que no entra en los restrictivos requisitos de la nueva ley catalana que impedirá el corte de suministro por impago a familias pobres porque ambos cónyuges trabajan, levantó una ola solidaria. Varias personas hicieron donaciones anónimas en una cuenta que gestiona el centro de Arenys de Mar al que acude Dennis con el fin de sufragar su tratamiento. Amigos; familiares; compañeros de trabajo de Richy y personal del Hotel Garbí Park de Lloret, donde trabaja Laura; la Asociación de Vecinos El Volcán de Blanes; el colegio de Àlex (Mossén Joan Batlle); miles de seguidores en internet, y un benefactor llamado Paco Aranda (el tito Paco, lo llaman ellos) «han movido cielo y tierra para que el niño tenga cubierta la terapia durante un largo plazo de tiempo», explica la madre.

Generosidad en la calle

Entre las muchas historias que tienen que contar hay varias perlas. «Estaba ante la oficina de Asuntos Sociales del ayuntamiento y un hombre se me quedó mirando de una forma muy tierna. 'Te he visto en los medios y tu caso me ha emocionado, ¿puedo darte un abrazo?', me preguntó. Le dije que sí y además del abrazo me puso 100 euros en la mano. Intenté rechazarlos pero el insistió: 'Soy abogado y puedo permitírmelo. Quiero que tus hijos pasen una Navidad digna, y si algún día tienes un problema, siempre tendrás las puertas de mi despacho abiertas», cuenta Laura.

Días después, también en la calle, una joven la paró y le dio un décimo de la Lotería de Navidad. «No tengo dinero para darte, pero ojalá te toque y podáis superar todos los problemas», le deseó. Aunque no les tocó el gordo, Laura y su familia se sienten millonarios en cariño y solidaridad. La suerte les ha acompañado a la hora de procurar un futuro mejor al pequeño Dennis, que en dos meses de terapia ha experimentado una considerable mejora. «Hemos decidido dejar de salir en los medios, salvo que se trate de algún debate sobre el autismo, y si hacemos ahora estas declaraciones es para dar las gracias a todos los que nos han ayudado», argumenta.

La familia también pide que se dejen de hacer donativos porque ya no necesitan más aportaciones para el tratamiento del niño. «No necesitamos más dinero. Dennis ya tiene asegurada la terapia», insiste la madre. Unas ayudas que también les permitirán hacer uso de la calefacción este invierno. «Pero no la pondremos todos los días, solo el mínimo indispensable en los días más fríos», concluye, mientras afuera, en la calle, la temperatura en Blanes apenas roza los tres grados.