MEDIDA CONTROVERTIDA EN LA FRONTERA CON MARRUECOS

La Defensora tilda de «barbaridad» las cuchillas en la valla de Melilla

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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Hace seis años, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero retiró de la valla de 12 kilómetros que separa Melilla de Marruecos la concertina, palabra que suena bonita pero denomina algo siniestro: trozos de alambre entremezclados con cuchillas que persiguen disuadir a quienes se proponen entrar en España salvando ese obstáculo. El sistema lo instaló el propio Ejecutivo del PSOE en el 2005 y generó protestas de todo tipo, incluidas las de organismos como Amnistía Internacional.

El Gobierno de Zapatero las retiró tanto de Ceuta como de Melilla en el 2007, después de que dos años antes en una avalancha de intentos de entrada en España produjeran un saldo oficial de decenas de heridos. Según el medio local elfarodigital.es, hubo también muertes, como la de un inmigrante que se quedó colgado en una concertina con una arteria cortada por las cuchillas. Murió desangrado. Hace tan solo una semana, otro extranjero murió intentando saltar la valla de Melilla. En este caso, el hombre cayó desde arriba, y le esperaban de nuevo las cuchillas: el Gobierno de Mariano Rajoy las volvió a instalar hace 15 días.

A raíz de todo ello, la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, abordó ayer la cuestión sin miramientos y se mostró demoledora en su crítica a las concertinas: «Son una barbaridad y pueden producir algún desgraciadísimo accidente». Becerril explicó que ha trasladado su opinión a «algunas personas del Gobierno» con el fin de avisarles de que la medida puede tener consecuencias. Becerril suscribió una tesis que defienden las oenegés y no solo ellas: mientras la valla separe un mundo de otro, con condiciones de vida tan distintas, los más pobres intentarán llegar a la zona más rica.

«OTRAS LAMPEDUSAS» / En palabras de la Defensora, «la aspiración a una vida mejor no va a cesar por altas que sean las alambradas». En una intervención en el Nueva Economía Fórum, Becerril comentó la reciente tragedia de Lampedusa, isla italiana que es destino habitual y multitudinario de inmigrantes en busca de una vida mejor en Europa. Allí fallecieron en un naufragio cerca de 300 personas el pasado 3 de octubre.  «Habrá otras Lampedusas», afirmó Becerril.

El regreso de las cuchillas ha generado protestas en todos los frentes. En la mente de muchos siguen vivas las imágenes de cómo quedaron los heridos en el 2005: manos llenas de costurones, regueros de sangre en el suelo. Pese a que la oposición, con el PSOE a la cabeza, ha criticado la reinstalación de las concertinas, el Gobierno las defiende como medidas de seguridad habituales en fronteras de este tipo.