El banco de leche materna alerta de la grave escasez de donantes

Cada vez que su hijo de cinco meses acaba de mamar, seis veces al día de momento, Alicia se coloca el tiraleche (succionador mecánico) en el pecho que toca en cada toma y extrae con él los 40 o 50 mililitros de leche que el niño no ha consumido. El extractor, indoloro, deposita la leche materna en el bote estéril que el personal del Banc de Llet Materna de Catalunya (BLMC) entregó a la mujer en su domicilio. Cuando la leche alcanza la temperatura ambiente, Alicia guarda el bote en la nevera, junto a los que ha llenado durante la semana, y cuando llega el día telefonea a su contacto en el BLMC que, poco después, pasará a recoger la preciada donación.

Como Alicia, 290 mujeres que han tenido un hijo en el 2013 en Catalunya han ofrecido su leche al banco, que este año espera alcanzar los 800 litros de alimento recibido, menos de la mitad de los que el servicio necesitaría para atender sin sobresaltos ni limitaciones la demanda de las 12 unidades de neonatología a las que suministra esa producción. "Recibimos entre 60 y 100 litros de leche al mes, pero necesitaríamos 200 para evitar momentos de escasez", afirma la bióloga Gemma Valeta, directora del BLMC. El banco se fundó en el 2011 y su función, admiten los responsables, apenas es conocida aún por la mayoría de las mujeres que podrían estar interesadas en colaborar con él si conocieran el altísimo valor que la leche humana tiene para los niños que nacen de forma muy prematura, unos 9.000 cada año en Catalunya.

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