encuesta sobre la formación de los adultos de los países desarrollados

El universitario español lee y calcula peor que el bachiller holandés

ANTONIO M. YAGÜE / Madrid
MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / Barcelona

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Era un resultado previsible, con poco margen para la sorpresa. Quien más quien menos podía haber pronosticado de antemano que España no iba a salir bien parada en la encuesta del Programa Internacional para la Evaluación de las Competencias de los Adultos (PIAAC, en sus siglas en inglés), con el que la OCDE ha evaluado por primera vez las competencias básicas de los ciudadanos de 23 países desarrollados. Pero no por ello la constatación resulta menos dolorosa. Y más después de comprobar que, entre los miles de datos de la encuesta, el universitario medio español tiene un peor dominio de las matemáticas y una peor comprensión lectora que un bachiller o titulado de FP de grado medio de países como Holanda, Suecia o Japón.

«La formación real que reciben los titulados españoles dista mucho de lo que podría esperarse de sus títulos», admite la analista de la OCDE para temas educativos Marta Encinas-Martín. El problema no es la universidad en sí misma, «es que todo el sistema educativo español, desde la etapa infantil hasta los estudios superiores, no asegura las competencias básicas, como sí hacen otros sistemas analizados», agrega Óscar Valiente, investigador en la Universidad de Glasgow y excolaborador de la OCDE en estudios educativos.

CORRELACIÓN / Tanto Encinas-Martín como Valiente coinciden en que la tasa de desempleo que hay en España y las competencias que muestran tener los adultos españoles tienen una correlación muy fuerte. Por ello, insisten ambos, la gran asignatura pendiente de España es el refuerzo de la cacareada formación continua. «Habría que incidir en cambiar la cultura del adulto español. La formación no termina en la escuela, hay que continuarla», reitera, desde París, la investigadora.

También Eduardo Vidal-Abarca, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Valencia y miembro del comité de expertos de lectura de la OCDE que ha elaborado el PIAAC, admite que el bajo nivel de los universitarios españoles «es una realidad» que «ocurre con mayor frecuencia que en la media de los otros países». «La gente sobrecualificada tiene una competencia de lectura menor que la que correspondería. La clave es la experiencia laboral», agrega el experto valenciano. También influye, a su juicio, la formación más memorística que se imparte en la universidad española.

De hecho, prosigue Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense, «habría que preguntarles qué están haciendo, en particular, al bachillerato, y de una vez por todas, a la universidad, en la que entre otros titulados se forman los docentes de todos los niveles». Fernández Enguita suscribe que «la parte más hiriente del informe sin duda es la oprobiosa comparación entre los titulados superiores españoles y los titulados medios de algunos países».

A LO LARGO DE LA VIDA / El bajo nivel de los españoles en el dominio de las competencias básicas (las ya citadas comprensión lectora y matemáticas) respecto de la mayoría de países desarrollados debe hacer replantear muchas cosas, avisan sociólogos, pedagogos y analistas. Si España está a la cola (solo supera a Italia en lectura) es, entre otras razones, porque, «además de la formación básica o inicial, está fallando también la formación continuada, la que recibe una persona a lo largo de su vida», sentencia Óscar Valiente. No nos reciclamos como debiéramos.

«El problema no es que los universitarios españoles sean malos, el problema es que en España no ha habido una integración de la educación, como sí han hecho los otros países», asegura el investigador. «En los países nórdicos hay una gran cultura de educación de adultos que no está instalada en España», subraya Encinas-Martín. «No solo a nivel gubernamental, también empresarial. La formación en el trabajo es muy pobre en España. El Gobierno debería presionar, y los adultos concienciarse de que deben continuar formándose», apostilla.

El hecho de que aquí haya una  red tan insuficiente de reciclaje profesional preocupa más si cabe visto «el alto riesgo de desempleo que hay. Si uno deja de formarse, sus posibilidades de estar en el paro se multiplican por cuatro», avisa la analista de la OCDE. «Hay que revisar la formación continua en España. ¿Qué cursos se imparten? ¿Se ajustan al nivel que necesitan los trabajadores? ¿De qué sirven?», remacha el profesor de la Universidad de Glasgow.

LA ÚLTIMA GENERACIÓN / Menos preocupante es, para los analistas consultados por este diario, el bajo nivel de competencias de las generaciones más jóvenes y que el Ministerio de Educación definió el lunes como un estancamiento causado por las leyes educativas del PSOE. «España ha estado mejorando constantemente desde 1975, cuando otros países como el Reino Unido han empeorado», objetó ayer Álvaro Marchesi, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y promotor de la LOGSE.  « ¿Por qué no mejoran más los jóvenes? PISA y otros estudios explican que el factor más importante es el nivel educativo y cultural de los padres», agregó Marchesi. Además, avisa Alejandro Tiana, rector de la UNED y padre de la LOE, «los países que han participado son los que tenían mejores rendimientos en PISA. No participan ni Grecia ni Portugal, por lo que la comparación es con los mejores de los mejores».

«En todo caso, otra cosa que deja clara la encuesta es que si el ministerio español quiere mejorar la calidad del sistema educativo, el modelo a imitar no debería ser el de países anglosajones o el alemán, como está proponiendo con la LOMCE», concluyó Valiente.