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Incivismo de pedal

RAMON J. MOLES

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Noticias recientes dan cuenta de comportamientos incívicos por parte de conductores que ponen en riesgo la seguridad de ciclistas en carretera. No se hable más. La mayor parte son delitos contra la seguridad del tráfico y como tales hay que abordarlos. Permítanme, sin embargo, abordar otra perspectiva que creo que está también en la base del problema: la regulación del uso del espacio público por parte de los diversos usuarios que a él acceden. La presencia de ciclistas en carreteras y calles no es un hecho nuevo. Sí lo es su número creciente y la actitud fervorosa de superioridad de algunos de ellos, acorde con los tiempos de culto a la actividad física y a las economías verdes. Entre este dualismo de vías pensadas para cuatro ruedas y usuarios de las dos ruedas andamos atrapados con frecuencia los usuarios... de las dos piernas.

El uso de la bicicleta no es una patente de corso y ostentación para ignorar las normas y circular por aceras como si de la calzada se tratara, saltarse semáforos en rojo usando la prioridad de peatones, circular en sentido contrario por la calle o a velocidad de un fórmula 1 por caminos boscosos, o formar un pelotón en la carretera para hacer tertulia mientras se forma tras él una caravana de vehículos contaminantes.

El espacio público -también el viario- es de todos, y para que todos podamos usarlo son precisas unas normas de uso que eviten la colisión de intereses. Si la bicicleta es un medio de transporte y una actividad física y de ocio que fluye junto a camiones, coches, autobuses, peatones,boletairesy excursionistas, habrá que repensar esta relación en beneficio de todos. Y no solo para proteger al ciclista mediante carriles específicos, cascos o chalecos reflectantes, sino también para proteger al peatón cuando se le invade la acera o el camino forestal.

En primer lugar habrá que apelar al civismo verde y sostenible y albuen rollete. En segundo lugar, y por si las moscas, habrá que ver qué se puede hacer con quienes confunden el pedal con la superioridad. Para ello, el sistema dispone de un modelo: la exigencia de responsabilidad, que para devenir eficaz precisa, además de la sanción previsible, una eficiente identificación de vehículos y usuarios que permita, por ejemplo, retirar tanto el vehículo (al depósito municipal) como al conductor (suspensión del permiso) cuando se cometa una infracción. Mientras el uso de la bicicleta sea anónimo, también lo será el incivismo de pedal.