ALTERCADO en el Palacio de Justicia de Barcelona

Los Casuals se amotinan en el juicio por extorsión a discotecas

Agentes de los Mossos custodian a los procesados, al principio de la sesión de ayer.

Agentes de los Mossos custodian a los procesados, al principio de la sesión de ayer.

J. G. ALBALAT
BARCELONA

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Batalla campal en una sala de juicios. Insultos, golpes e intervención de los Mossos d'Esquadra para evitar males mayores. Una decena de miembros de los Casuals, aficionados violentos del F. C. Barcelona que están siendo juzgados en la Audiencia de Barcelona por presunta extorsión a responsables de discotecas, protagonizaron ayer una refriega a empujones y golpes con los agentes de la policía autonómica que les custodiaban. Los procesados empezaron con insultos y amenazas a la prensa y continuaron con la tangana al protestar por el incremento de las medidas de seguridad. Todo acabó con una simple advertencia a los procesados por parte de la presidenta del tribunal, Elena Guindulain, a pesar de que la acusación pública reclamó que todos los acusados fueran expulsados del juicio por el «grave problema de seguridad» ocasionado. Las defensas se opusieron y criticaron la actuación policial.

La tensión se mascaba desde el minuto uno. Los cabecillas de los Casuals que están encarcelados no fueron conducidos a la sala por mossos corrientes, sino por miembros del Grupo Especial de Intervención (GEI), los geos catalanes, que iban con pasamontañas y subfusiles. Este cambio de las medidas de seguridad provocó los altercados, aunque el ambiente ya comenzó a caldearse cuando los acusados profirieron insultos y amenazas a los fotógrafos y cámaras de televisión que cubrían el inicio de la vista. Los amigos y familiares de los procesados hicieron lo propio con los redactores.

AMENAZAS A LOS FISCALES / La temperatura alcanzó el máximo nivel cuando la presidenta del tribunal explicó que desconocía por qué se habían cambiado las medidas de seguridad. Fuentes policiales aseguraron que se reforzaron por amenazas a los fiscales. En ese momento, un grupo de los procesados encarcelados (hay 11 presos y 15 en libertad) protestaron airadamente. La magistrada les llamó al orden, pero no hicieron caso, y ordenó expulsar a uno.

«Que se nos lleven a todos. Que nos expulsen a todos», se oyó. La decena de acusados que están en la cárcel se levantaron. Los mossos les cerraron el paso. A partir de ahí, insultos, golpes, enfrentamientos y actuación de los mossos, que se vieron obligados a usar las porras para reducir a los alborotadores. Los procesados presos fueron llevados a los calabozos del Palacio de Justicia, y el resto, desalojados de la sala. Tras un receso, el tribunal oyó la petición de la fiscalía de que se expulsara a todos los acusados, así como la oposición a esta medida de las defensas, que criticaron la actuación policial y atribuyeron la reacción de sus clientes a «nervios y tensión» por el «excesivo» despliegue policial. Algunos pidieron disculpas por el altercado.

SONRISAS / Los magistrados se retiraron a deliberar. Y, ya por la tarde, decidieron, como confesó la presidenta, dar una «segunda oportunidad». Fueron llamando uno a uno a los acusados y se les preguntó si, como habían expuesto sus abogados, se comprometían a guardar el debido respeto a la sala y a «portarse bien». Todos contestaron afirmativamente. La magistrada les advirtió que si no cumplían su palabra serían expulsados definitivamente. Y volvieron al banquillo. La mayoría, con una sonrisa en los labios.