Las multas reducen la prostitución en las carreteras catalanas

Dos prostitutas en la N-II, entre los municipios de Vidreres y Tordera.

Dos prostitutas en la N-II, entre los municipios de Vidreres y Tordera.

FERRAN COSCULLUELA / GIRONA / ANTONIO BAQUERO / BARCELONA

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El paisaje de las carreteras catalanas está cambiando. Cuando llegaba la primavera, muchos puntos de la red vial se poblaban de prostitutas apostadas en los arcenes. Este año sigue habiendo chicas, pero muchas menos. La reforma de la ley de carreteras impulsada en el 2012 por el entonces 'conseller' de Interior, Felip Puig, para multar a meretrices y clientes ha resultado efectiva. Se nota a simple vista, y lo corroboran la policía y los alcaldes afectados. Estos se muestran satisfechos, pero siguen exigiendo la prohibición de esta práctica en el espacio público.

En las comarcas de Girona, donde tradicionalmente ha habido más chicas debido a la abundancia de clientes franceses, el cambio es evidente. Xavier Sanllehí, presidente del Consell Comarcal de l'Alt Empordà y alcalde de Castelló d¿Empúries, dice que la C-260, que une Figueres y Roses, es ahora otra. "El año pasado llegué a contar hasta 16 prostitutas en las rotondas del municipio. Ahora casi no hay y muchas de ellas solo están un par de días", explica.