Análisis

Un ministro catalán

IRENE BOADA

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La gente ya no hace mucho caso de las reformas educativas españolas (o madrileñas) que se van sucediendo desde el comienzo de la transición. La formación de nuestros jóvenes sigue sin mejorar, hecho de graves consecuencias para la democracia. Fenómenos televisivos que han sido noticia, incluso en elFinantial Times,como el insólito caso deBelén Esteban muestra hasta qué punto es evidente la vulgarización cultural que sufre la sociedad española con todas las consecuencias de empobrecimiento general que conlleva.

Continuamos siendo el país con mas fracaso escolar y fallando en losrankingsinternacionales. La gente sigue sin saber hablar inglés. Hasta los presidentes de los gobiernos solo se ponen a aprender inglés intensivamente cuando no les queda otro remedio. En gran parte, el problema radica en la poca formación internacional de los ministerios de Educación, por tanto, en quien los nombra, en este casoRajoy, que también fue ministro de Educación. José Ignacio Wert,por cierto, de internacional solo tiene el apellido porque su formación es bien madrileña. Es obvio que en estos niveles, y sobre todo en un terreno tan importante como el educativo, quien ejecuta las verdaderas reformas debe ser alguien con una competencia internacional, con una visión mucho más amplia que la que puede tener una persona que no ha salido mucho de Madrid. Entre su antecesor, aunque vasco pero formado en Madrid,Ángel Gabilondo, yWertpoca diferencia hay. Los catalanes deberían ahora reivindicar un ministro de Educación catalán. Un catalán tendría una comprensión plural del Estado y podría ser capaz de negociar y mejorar estas relaciones catalano-españolas que nunca han funcionado. O los catalanes tienen poder en España o mejor será irse.

Ahora aWertle preocupa la queja de unas decenas de familias a las que no les gusta el catalán pero que viven en Catalunya. Como consecuencia, dejamos que vuelva a la opinión publica la estéril confrontación entre el catalán y el castellano. Esto es, precisamente, lo que desinfla a la gente en relación a los políticos. En cambio, algunas de las mejoras serían muy sencillas y barata. Tan sencillas como cambiar el horario. Las tardes de clases en primaria son una pérdida de tiempo, como también lo son los largos ratos perdidos para la comida. Por otra parte, seguimos encontrando en la sociedad española, a pesar de los medios tecnológicos, falta de información. Por ejemplo, ¿cómo podemos saber los resultados académicos de una escuela? Es imprescindible incorporar, en todos los sectores de la sociedad, el concepto británicoaccountability. Es decir, cuando se otorgan unos recursos públicos, hay que aportar resultados concretos, con toda la transparencia posible porque la ciudadanía tiene derecho a la información. Por otra parte, iría bien volver al estudio y al esfuerzo de antes y al respeto hacia los mayores. Medidas tan sencillas como volver al «usted» para referirse al maestro pueden ayudar a otorgar al docente el prestigio y reconocimiento que merece y necesita para poder dar resultados.