La FAO aconseja comer insectos para combatir el hambre en el mundo

Más de 2.000 millones de personas los consumen y son tradicionales en África, Asia y América Latina

Brochetas de insectos en un mercado chino en el 2007.

Brochetas de insectos en un mercado chino en el 2007. / periodico

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La Organización Mundial de la Agricultura y la Alimentación (FAO, en sus siglas inglesas) aconseja cultivar y consumir insectos para luchar contra el hambre en el mundo. La FAO sostiene que es un medio "rentable y ecológico" y que ya utilizan 2.000 millones de personas en el mundo y que tienen un alto contenido en "protéínas, materias grasas y minerales".

A su favor, según la organización de la ONU, está que los insectos se reproducen rápidamente y tienen un impacto débil sobre el medio ambiente durante su vida. Para producir un kilo de insectos se precisan dos kilos de alimentos, mientras que para producir un kilo de carne animal se necesitan ocho, además de necesitar menos agua y producir menos gas de efecto invernadero, asegura un informe presentado por Eduardo Rojas Briales, director general adjunto para los bosques de la FAO.

Rojas Briales propone consumirlos enteros o en polvo, o en pastas incorporadas a otros alimentos. El consumo de insectos es tradicional en zonas de África, Asia y América Latina.

La FAO propone también que se vea el bosque como lugar de producción. "Los bosques contribuyen al sustento de más de mil millones de personas, incluyendo muchas de las más necesitadas del mundo. Los bosques proporcionan alimentos, combustible para cocinar, forraje para los animales e ingresos para comprar comida", explicó el director, José Graziano da Silva.

Proteger bosques

"Los animales silvestres y los insectos ¿dijo- son a menudo la principal fuente de proteínas para la población en las zonas forestales, mientras que hojas, semillas, hongos, miel y frutas proporcionan minerales y vitaminas, garantizando una dieta nutritiva". La recolección y cría de insectos pueden generar empleos e ingresos en efectivo, hasta ahora sobre todo a nivel familiar, pero también potencialmente a nivel industrial.

Los seres humanos consumen en el mundo más de 1.900 especies de insectos de casi el millón de especies conocidas. A nivel mundial, los más consumidos son: escarabajos (31%), orugas (18%), abejas, avispas y hormigas (14%), y saltamontes, langostas y grillos (13%). Muchos insectos son ricos en proteínas y grasas buenas y tienen un elevado contenido en calcio, hierro y zinc. La carne de vacuno tiene un contenido de hierro de 6 mg por 100 gramos de peso en seco, mientras que el contenido en hierro de las langostas varía entre 8 y 20 mg por 100 g de peso en seco, dependiendo de la especie y el tipo de alimentos que los propios insectos consumen.

"No estamos diciendo que la gente debe comer bichos", subrayó Eva Muller, Directora de la División de Economía, Políticas y Productos Forestales de la FAO, y coautora del informe "Insectos comestibles: perspectivas de futuro para la seguridad alimentaria y alimentación para el ganado''. "Lo que decimos es que los insectos son sólo uno de los recursos que brindan los bosques, y que se encuentra prácticamente por explotar su potencial como alimento, y sobre todo, como pienso", explicó Muller.

Rebajar costes

Criar insectos de forma sostenible puede ayudar a evitar la sobreexplotación forestal. Algunas especies, como el gusano de la harina, ya se producen a nivel comercial, ya que se utilizan en como alimentos para mascotas, en los zoológicos y en la pesca recreativa. Si la producción estuviera a ser más automatizada, se podrían bajar los costes a un nivel en el que la industria se beneficiaría de la sustitución de harina de pescado, por ejemplo, con harina de insectos en la alimentación del ganado. La ventaja sería un aumento del suministro de pescado para el consumo humano.

Al igual que con otros tipos de alimentos, la producción higiénica, el procesado y la producción de alimentos serán importantes para evitar el crecimiento de bacterias y otros microorganismos que pudieran afectar a la salud humana. El informe de la FAO señala que "el sector privado está dispuesto a invertir en la cría de insectos, pero exigen claridad en el ámbito jurídico".