Los legados patrimoniales

Las renuncias a las herencias crecen más del doble en 5 años

CRISTINA BUESA
BARCELONA

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Ni las herencias son ya lo que eran. La crisis ha hecho mella también en una circunstancia que históricamente se había considerado una buena noticia. Que a alguien le tocara una herencia era sinónimo de alegría, de envidia colectiva, sobre todo si era inesperada. Ahora no siempre es así. Según los notarios, las renuncias a estos legados se han disparado en los últimos cinco años, en el caso de Catalunya hasta el 135%. El principal motivo es que el beneficiario es incapaz de asumir el coste fiscal sobrevenido por quedarse con un inmueble o una suma de dinero. El temor a las deudas que pueden venir con el legado es también uno de los motivos de este incremento tan notable.

Las tasas que debe pagar el beneficiario varían mucho en función del lugar de residencia. A pesar de que en los últimos años el impuesto de sucesiones se ha ido reduciendo hasta prácticamente desaparecer en ciertas comunidades autónomas, el grado de parentesco es el que finalmente determina el importe que se debe desembolsar a las arcas públicas. En Catalunya, desde el 1 de enero del 2011 está bonificado en un 99% «para los casos de línea recta ascendente o descendente, es decir, de padres a hijos y viceversa, así como entre cónyuges», recuerda el decano del Col·legi de Notaris de Catalunya y vicepresidente del Consejo General del Notariado, Joan Carles Ollé.

FAMILIAS ENDEUDADAS / Esta circunstancia, razona el experto, hace que se haya eliminado en parte este gasto adicional. Sin embargo, prosigue, este colectivo profesional ha detectado desde el inicio de la crisis que hay «un volumen de deudas importante en las familias». Esto significa que, una vez que alguien descubre que ha recibido una herencia con patrimonio hipotecado, con avales o con deudas, «tiene miedo de que el pasivo que deba afrontar sea superior al activo de lo que realmente está consiguiendo», describe Ollé, que recomienda que los afectados se dirijan a un profesional del sector para valorar las alternativas.

El desconocimiento de lo que se puede hacer en cada uno de los casos también puede haber incidido en ese aumento, encaja el dirigente de los notarios. «Si alguien acude al despacho con la decisión ya tomada de la renuncia, a veces ni tan solo da la posibilidad de que se le informe de cómo afrontar el caso», continúa. Por esta razón, y cada vez estos profesionales suscriben más con estas características, está lo que se conoce como aceptación de una herencia «a beneficio de inventario». Esta posibilidad consiste en que el beneficiario, que constata que el patrimonio recibido acumula cargas y en ocasiones ni tan solo sabe hasta qué punto, solo responde de las deudas hasta donde alcanzan los bienes incluidos en la herencia. Esto supone que no habrá confusión posible entre los bienes particulares del beneficiado --previos a la herencia-- y que no quedarán afectados ni comprometidos por las deudas del fallecido, aclara el vicepresidente del Consejo General del Notariado. Ollé asegura que, por ejemplo, los avales a terceras personas que hubiera suscrito el finado «pueden ser una auténtica espada de Damocles» y en ocasiones son las que acaban provocando que el heredero tire la toalla. Sea como fuere, si opta por ello, de la renuncia también se debe dejar constancia en una escritura pública.

«Es evidente que los motivos tradicionales por los que se renunciaba a una herencia se han visto agravados por la crisis económica», interpreta el notario. El año pasado en España se realizaron 345.664 actos relativos a herencias, de los que 71.440 se dieron en Catalunya. De estos, tal como revela el Centro de Información Estadística del Consejo General del Notariado, 5.845 fueron actos de renuncia. En 2007 alcanzaron los 2.487, con lo que la cifra se ha más que doblado. Si se observan los datos por comunidades, una de cada cuatro de estas renuncias se produjo en Catalunya lo que, según Ollé, tiene que ver con un reflejo del volumen de población y del PIB respecto al resto. De hecho, proporcionalmente, donde más han crecido este tipo de renuncias entre 2007 y 2012 fueron La Rioja, Murcia, Baleares y Andalucía, mientras que Castilla-La Mancha, Navarra y el País Vasco fue donde menos lo hicieron.

Si se tiene en cuenta la tasa de variación media anual estatal, esta es del 16%. En Catalunya está ligeramente por encima, con un 18,6 (véase el gráfico anexo).