Juzgado un mando de los Mossos por una carga policial en la Universitat de Girona

La acusación particular solicita 18.900 euros de multa por 11 faltas de lesiones y el fiscal pide la absolución

carga policial universitat girona

carga policial universitat girona / periodico

FERRAN COSCULLUELA

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El abogado de la acusación particular, Benet Salellas, ha pedido que se imponga una multa de 18.900 euros, por 11 faltas de lesiones, y una indemnización total de 2.560 euros al subinspector de los Mossos d¿Esquadra que dirigió la carga policial contra los estudiantes y trabajadores que se hallaban en el claustro de la Facultad de Lletras de la Universitat de Girona el pasado 16 de diciembre del 2011. Ese día centenares de manifestantes protestaron contra los recortes en educación durante los actos de celebración del 20º aniversario de la Universitat de Girona (UG), que contaron con la presencia del president de la Generalitat, Artur Mas.

La petición de pena ha tenido lugar poco antes de que quedara visto para sentencia el juicio de faltas celebrado en el Juzgado de Instrucción número 2 de Girona contra el mando policial, con el número de identificación 3.772. Tras la declaración de nueve afectados por la carga, el imputado y tres testigos, Salellas ha calificado la actuación de los agentes de “desproporcionada” e “indiscriminada” y ha afirmado que produjo “momentos de pánico” entre los estudiantes y el personal laboral de la UdG que se vieron sorprendidos por la operación policial.

Acabar con la impunidad

“Se ha de acabar con la impunidad”, dijo el abogado, que durante la vista incidió en el hecho de que los lesionados habían sido agredidos cuando se hallaban arrinconados en una esquina del claustro o cuando intentaban abandonar el lugar. El fiscal, sin embargo, ha optado por pedir la absolución del policía porque considera que no se podía demostrar que él hubiera dado expresas instrucciones de golpear a los contusionados y porque, a su juicio, el mando no podía controlar a todos los agentes que intervinieron en la operación.

El mosso imputado ha alegado que actuaron obedeciendo órdenes y que al llegar al claustro fueron recibidos a pedradas, por lo que tuvieron que utilizar “la mínima fuerza imprescindible” para controlar ese espacio. Por el contrario, los contusionados y el personal del centro insistieron en que su actuación fue injustificada, desporporcionada e e indiscriminada. “Desde que trabajo en la Universidad nunca había visto una cosa así”, ha afirmado una de las empleadas.