La situación de la educación

Los padres creen que Rigau llega tarde a paliar la falta de institutos

Alumnos del colegio Fluvià, en el Poblenou de BCN, junto a los terrenos reservados para un instituto, el jueves.

Alumnos del colegio Fluvià, en el Poblenou de BCN, junto a los terrenos reservados para un instituto, el jueves.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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En solo cuatro años, habrá casi 9.000 alumnos más que ahora empezando la enseñanza secundaria obligatoria en Catalunya, un 12% más que en este 2013. En cuatro años más, en el 2021, la cifra habrá aumentado en otros 11.000, lo que sumará un incremento del 27% respecto a los que iniciarán la ESO el próximo septiembre. Es ley de vida y de las oscilaciones demográficas: los chicos crecen, van quemando etapas educativas y, antes o después, harán falta más plazas en los institutos.

Lo han empezado a detectar ya las familias de los alumnos que van a los colegios barceloneses del Poblenou, Sant Andreu y el Eixample y de localidades que han registrado un importante aumento de población en los últimos años, como Granollers y Mollet del Vallès. Son zonas, explican los afectados, que han crecido tan rápidamente que son deficitarias en servicios y equipamientos públicos. Y, ahora, con la crisis, las inversiones se han frenado. Los padres, asegura la Fapaes, la federación que agrupa a las ampas de secundaria, viven «con angustia» la falta de centros públicos a los que llevar a sus hijos cuando estos acaben la primaria.

Y aunque la propia consellera de Ensenyament, Irene Rigau, ha reconocido que está trabajando ya en la planificación de los próximos ejercicios, consciente de que la demografía obligará a modificar el mapa escolar, las familias consideran que la Administración reacciona tarde.

«POBLACIÓN A POBLACIÓN» / «Si no planificamos teniendo en cuenta la demografía, dentro de dos o tres años faltarán aulas de secundaria», admitió Rigau en declaraciones a la cadena La Xarxa, en las que insistió en que su departamento estudia la situación «población a población».

El problema es que «las soluciones que se están planteando, ya sea aumentar el número de barracones o cerrar escuelas de manera progresiva para convertirlas en institutos, son malas», lamentó ayer Pere Farriol, presidente de la Fapaes. «Ha habido cierta relajación hasta ahora», agregó Farriol. Y visto el volumen de alumnos que se irán incorporando a la ESO en los próximos años, «tampoco valdrá -opinó- recurrir al aumento de la ratio de alumnos por aula, porque no será suficiente».

EL CASO DEL POBLENOU / Para muestra, un botón: en el Poblenou, antiguo barrio obrero de Barcelona que en pocos años se ha transformado en residencial, preferentemente de parejas jóvenes con niños pequeños, hay 11 escuelas de primaria y solo tres institutos (el último inaugurado el curso pasado). En el 2017 el barrio necesitará otros dos centros de secundaria para atender la creciente demanda de plazas de ESO. Uno, el Fluvià, abrirá en septiembre del 2016 en módulos prefabricados. El otro, cuya ubicación está aún por decidir, se instalará en una escuela de primaria -probablemente la que menos matriculados tenga-, según comunicó el Consorci d'Educació de Barcelona en una reunión mantenida la semana pasada con representantes de las ampas del barrio.

Mientras tanto, el histórico instituto Icària del Poblenou, con 16 grupos de ESO y seis de bachillerato, ha tenido que ingeniárselas para dar cabida a sus actuales 678 alumnos. El centro habilitó hace ya unos años un par de aulas en la antigua vivienda del conserje y aprovecha espacios como la biblioteca o el despacho del director para impartir clases de refuerzo o a grupos desdoblados. Las familias, indignadas con la solución que se les ha dado, preparan ya movilizaciones para denunciar la, a su entender, incapacidad planificadora de la Administración.

Como en el Poblenou, también el Eixample reclama desde hace años la construcción de más institutos, como el Angeleta Ferrer, previsto en la calle de la Marina.