EL IMPACTO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA ADOLESCENCIA

Una aplicación de cotilleos inquieta a colegios catalanes

VÍCTOR VARGAS LLAMAS
BARCELONA

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Están en las antípodas del rigor científico y la sensibilidad humanística. Nada tienen que ver con las doctrinas impartidas entre los pupitres de las aulas de estudio. Y, sin embargo, sus contenidos ocupan buena parte de la realidad cotidiana de miles de alumnos de centros de secundaria de Catalunya. Son los rumores, una práctica universal, controvertida y ancestral. Un fenómeno que sobrevive a cuantos cambios se registren en su entorno y que sabe aprovechar una oportunidad cuando se le presenta. Como ahora. Una aplicación para dispositivos móviles causa furor entre miles de adolescentes catalanes que se la descargan para estar al día de todo lo que se cuece entre sus compañeros de clase y de otros cursos, así como para propagar cualquier novedad que les parezca relevante. Poco parece contar si es bulo o realidad o el daño que pueda recibir la víctima. Se llama 'Gossip' (rumor, en inglés), fue creada por la firma barcelonesa Crows & Dogs y en menos de dos meses cuenta con más de 26.000 usuarios, superando el medio millar de salas -los espacios de opinión para intercambiar historias de dudosa credibilidad-.

Por ahora, solo está disponible para iPad y iPhone. Probablemente por ello, la mayoría de los centros incluidos por los propios alumnos en las salas son privados o concertados, donde es más factible que haya familias que puedan regalar estos preciados artilugios.

CHISMORREO PERFECTO / Jaume Funes, psicólogo social especialista en jóvenes, añade un matiz para entender el éxito del programa en este entorno. «Cuando la clase social es más alta, es más fácil la agresión verbal, ideológica y de imagen. Para chicos más humildes sucede lo contrario, la acción directa, la pelea», apunta. En cualquier caso, los padres y la comunidad educativa comienzan a prestar atención a este programa, conscientes de su potencial dañino y del carácter muchas veces imprevisible de los adolescentes. Y es que 'Gossip' está adquiriendo gran notoriedad entre los jóvenes y cumple todos los requisitos para crear la tormenta perfecta del cotilleo. El primero de ellos es el de la confidencialidad, norma sagrada para garantizar la proliferación de los chismorreos. Los chicos pueden darse de alta como usuarios en un par de minutos y si desean no dar su identidad real solo deben recurrir a una cuenta de correo electrónico creada con un nombre falso.

Otra consecuencia revolucionaria en el trillado universo del cotilleo llega al final del proceso, cuando cobran fuerza las tremendas posibilidades expansivas de un canal que posibilita la viralización del chisme. Serán legión los destinatarios que puedan recibir al momento las novedades de cuantas salas y usuarios estén siguiendo. Cada usuario podrá entonces votar a favor o en contra, según su criterio. Si le divierte o le parece insustancial, si le da pábulo o le parece una patraña. El control del contenido queda a cargo de un robot que borra comentarios que incluyan todas aquellas palabras ofensivas que figuran en su base de datos. También se puede reportar un comentario inapropiado al administrador, que irá a inspeccionarlo y puede retirarlo de circulación.

Pero es fácil imaginar que, llegados a este punto, el fenómeno puede estar lejos de quedar finiquitado, ya que con el boca-oreja tradicional o a través de las redes sociales, el comentario puede expandirse de forma implacable.

COMENTARIOS DEVASTADORES / La mayoría de los centros consultados abogan por la pedagogía contra el problema, como el Jesús-Maria de Sant Gervasi, donde su director, Jaume Closa, conoce el fenómeno «desde poco antes de Navidad» y empieza a constatar el cariz que está tomando. Es consciente de que «con las nuevas tecnologías es muy difícil detectar y controlar estas prácticas peligrosas». Y es que, con insinuaciones, iniciales o con el nombre completo del afectado, algunos 'gossips' tienen una devastadora carga de profundidad, que puede afectar a cualquier joven, apelando a su presunta promiscuidad, orientación sexual, sobrepeso o posibles desórdenes alimentarios. Todo ello con su propia jerga, con mensajes no siempre inteligibles para el público adulto.

ACCIONES / El director de la Escola Pia Nostra Senyora, Antoni Pérez, explica que el centro tiene un «documento de protección del menor» y que se reserva la opción de emprender acciones para frenar un fenómeno que está desde el lunes sobre la mesa del claustro de profesores. También lo estará en el del Sagrat Cor, centro concertado de Sarrià. Pilar Clarassó, su directora, aboga por enseñar a los chicos que las grandes posibilidades de las nuevas tecnologías deben tener «un sentido más positivo». Para este fin, Funes sugiere la concienciación de los adolescentes, colectivo que «necesita construirse en la comparación y la rivalidad», por lo que es proclive a buscar la descalificación de los demás. El psicólogo apuesta por corregir la tendencia «haciéndoles ver el sufrimiento del afectado». Algo que cree fácil de conseguir, ya que el agresor de hoy puede ser la víctima mañana.