INSEGURIDAD EN UNO DE LOS MAYORES PROSTÍBULOS DE EUROPA

La guerra del Paradise

Una amenaza de bomba en Nochevieja obliga a desalojar de nuevo el burdel de La Jonquera y sube un nuevo peldaño la tensión en la lucha de clanes que se esconde tras los ataques reiterados

Agentes custodian el acceso al prostíbulo de La Jonquera, ayer.

Agentes custodian el acceso al prostíbulo de La Jonquera, ayer.

FERRAN COSCULLUELA
LA JONQUERA

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A muchas personas se les atragantaron las uvas de fin de año en La

Jonquera (Alt Empordà). A unos porque se les fue al traste la fiesta de Nochevieja en uno de los burdeles más grandes de Europa. A otros porque una amenaza de bomba les obligó a desalojar su próspero lupanar cuando en su interior había casi mil clientes. Y a unos terceros porque están siendo víctimas de una peligrosa lucha de poder entre clanes rivales por el simple hecho de tener negocios ubicados cerca del prostíbulo. Es la guerra del Paradise, un conflicto que desde hace un mes lleva de cabeza a los Mossos y que pone de relieve los oscuros intereses que se mueven en el mundo de la prostitución.

El incidente del lunes por la noche no tuvo el mismo impacto que el que se produjo el pasado 23 de diciembre, cuando cinco individuos encapuchados y armados con subfusiles dejaron un coche con un kilo de dinamita y dos bombonas de butano en el aparcamiento del burdel. Aún así, tampoco parecía obra de unos bromistas y la policía movilizó a numerosos agentes en un dispositivo en el que participaron artificieros, bomberos y ambulancias del SEM, hasta comprobar que esta vez no había explosivos. La llamada telefónica que en Nochevieja obligó a desalojar de nuevo el local era una grabación que repetía este mensaje:«A las doce de la noche el Paradise estallará».

Presión sobre el propietaro

Un paso más en la escalada de tensión. Más presión sobre el propietario del local, José Moreno, que es uno de los empresarios del sexo de pago más significados de las comarcas de Girona. Corpulento y de voz cascada, Moreno parece haberse convertido en uno de los protagonistas de una saga digna deEl Padrino. Hace tres semanas, dos individuos que iban en moto lanzaron dos pequeños artefactos explosivos contra el local cuando estaba cerrado, causando daños materiales de poca consideración. Los encapuchados que dejaron el kilo de dinamita con la mecha encendida hace 10 días, y que no estalló al fallar la mecha, eran profesionales que no dudaron en incendiar el Porsche Cayenne con el que se dieron a la fuga para borrar rastros.

Un esfuerzo que cayó en saco roto debido a que el coche bomba no estalló y eso ha permitido a los Mossos centrar en él gran parte de la investigación. El Opel Astra fue robado en Castelló d'Empúries (Alt Empordà) días antes del golpe y llevaba matrículas falsas.«Estamos buscando cámaras de videovigilancia de gasolineras y otros establecimientos que hayan podido captar a los atacantes a cara descubierta antes de que dejaran el vehículo en el Paradise»,explican los investigadores. Los mismos pasos se siguen con el Porsche, sustraído en Torroella de Montgrí (Baix Empordà) y que llevaba matrículas francesas de otro turismo.

Boca cerrada

Moreno y su entorno siguen con la boca cerrada. El empresario y su abogado niegan haber recibido amenazas y aseguran que desconocen quién esta detrás del asedio. Se limitan a minimizar el peligro y dicen que los ataques «se dirigen contra el negocio y no contra las personas».Una afirmación gratuita, porque con bombas y armas de por medio puede suceder cualquier cosa.

Los Mossos sospechan que tras esta guerra hay una lucha de clanes, ya sea por una deuda, por el control del local, por la competencia que este genera o porque Moreno haya decidido«cambiar de proveedores de chicas». Trapos sucios que mueven a gánsters y narcotraficantes, como los dos destacados capos de las mafias marsellesa y corsa detenidos en noviembre y que operaban desde La Jonquera y Castelló d'Empúries. Entre sus proyectos figuraba la apertura de un nuevo burdel en la zona.

Los vecinos de La Jonquera y los empresarios que tienen negocios cerca del Paradise están desesperados. En Nochevieja hubo un restaurante que se negó a desalojar el local por la amenaza de bomba. La segunda en 10 días. La alcaldesa, Sònia Martínez, ha solicitado una reunión urgente con la Conselleria d'Interior para que cierre el burdel que ha sumido en la inseguridad al pueblo. El nuevoconseller, Ramon Espadaler, ya ha advertido que una clausura preventiva«estaría fuera de lugar, porque el local cumple toda la normativa».

Y mientras prosigue la guerra, Matías, el encargado del Paradise, sigue empeñado en lo que él llama«su pequeña venganza»contra el clan que les está atacando. Esto es, abrir cada noche el local pase lo que pase y pese a quien pese. Como en Nochevieja, cuando reabrió a las tres de la madrugada.