El drama humano

Clase media en caída libre

Unidas 8Victoria y sus dos hijas, Amanda y Judith, en el piso de alquiler de Cubelles donde viven desde que perdieron la casa.

Unidas 8Victoria y sus dos hijas, Amanda y Judith, en el piso de alquiler de Cubelles donde viven desde que perdieron la casa.

INMA SANTOS HERRERA
BARCELONA

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Una fecha marca al mismo tiempo el final y el principio para Victoria Gilbert y su familia. El 1 de marzo, esa es la fecha, ese fue el día en que Victoria, su marido, Xavier, y sus dos hijas, Amanda (17 años) y Judith (14 años), vieron desaparecer el mundo que habían construido durante años. El 1 de marzo fue el día en que se quedaron sin su casa en una urbanización de Cubelles.

La historia de Victoria y los suyos es la deldesplome de la clase media, una de lasconsecuencias de esta crisis. Hace apenas siete años, en el 2005, cuando la compraron, esa casa que ya no les pertenece se convirtió en el símbolo de su prosperidad. Ese inmueble unifamiliar situado en las afueras de Cubelles (Garraf) les costó 408.000 euros. Era un buen momento para ellos, tenían unnivel económicoholgado, con sueldos más que dignos, con un trabajo estable... Y un banco dispuestos a concederles un crédito. «El banco nos concedió una hipoteca por el 100% del valor, sin avales». Xavier, autónomo, trabajaba como representante de materiales para la construcción con unos ingresos de entre 4.000 y 5.000 euros al mes. Victoria, administrativa y comercial, cobraba 900. La vida les iba viento en popa.

Hasta el 2008. Entonces, su situación económica cayó en barrena.

Lacrisis de la construcciónse cebó en Xavier. Primero sus ingresos fueron adelgazando hasta que, en el 2009, se quedó sin trabajo. «Al ser autónomo no cobra prestación de desempleo. Eso sí, recibe una ayuda por invalidez de 800 euros por un accidente laboral que tuvo en 1992», explica su mujer. Victoria se quedó enparoen julio del 2008 y aunque volvió a encontrar trabajo en febrero del año siguiente, su sueldo de 800 euros no daba para cubrir ni siquiera la cuota de la hipoteca, que por las condiciones del crédito se elevó de los 1.800 euros iniciales a 2.400.

Ni para gasolina

Urgía apretarse el cinturón, pero la losa de lahipotecaera demasiado pesada. «No teníamos ni para llenar el depósito de gasolina del coche y movernos de la urbanización», narra Victoria. Acudieron, pues, al bando, pero la entidad les denegó ladación en pago. Y Victoria y Xavier dejaron de pagar. «Tengo dos hijas y son mi prioridad, tenía que darles de comer...», justifica Victoria. Pero no quisieron pasar por la vergüenza y el mal trago de que llamaran un día a su puerta y los echaran de casa, así que en octubre del 2010 dejaron su casa antes de recibir los avisos del banco. Cerraron la puerta, se despidieron de su sueño y se fueron a un piso de alquiler en Cubelles (650 euros) con sus cosas y una deuda de 200.000 euros.

Por si fuera poco, Victoria perdió su trabajo en febrero --«cobro 495 euros de prestación de desempleo hasta marzo»-- justo cuando llegó una notificación del juzgado con la fecha deldesahucio, ese 1 de marzo. «Me dijeron: 'Como ya no vives allí, no te preocupes, cambiarán cerraduras y listo'», dice Victoria. Para ellos no es tan fácil. Sus hijas tienen amigos en la urbanización y van a menudo por allí. «Es duro saber que tu casa está ahí pero que no es tuya», dice. Desde abril vive otra familia en el inmueble. Tras la subasta, les quedó una deuda de 93.000 euros.

No tienen nada. Su familia no puede ayudarles aunque quisiera porque su situación tampoco es boyante. Hasta ahora no solían hablar de su historia («No lo hemos explicado más allá del entorno de confianza»). Victoria reconoce haber llorado mucho, elogia orgullosa a sus hijas («no abren la boca para pedir nada») e intenta sacar de su calvario algo positivo: «Mi relación ha salido reforzada».