Historia de dolor y crueldad en Canadá

Conmoción por el suicidio de una chica ciberacosada

«Querían que me fotografiara...»

«Querían que me fotografiara...»

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Las vigilias, las muestras de condolencia o la solidaridad en la página creada en Facebook para honrar su memoria se suceden desde hace una semana pero, como siempre ocurre en estos casos, llegan tarde. La historia de Amanda Todd, una adolescente canadiense de 15 años atrapada en un círculo vicioso a raíz de los acosos y chantajes que recibió a través de internet, ha conmocionado al mundo. Su soledad, la crueldad de algunos de los que se cruzaron en su camino y la impotencia de sus padres son una demostración siniestra de las consecuencias delbullyingy los riesgos de esa realidad virtual que son las redes sociales.

Todd murió el miércoles de la semana pasada en su casa de Port Coquitlam, en la provincia de la Columbia Británica, y, aunque la hipótesis más barajada apunta al suicidio, la policía no ha desvelado aún la causa de su muerte. Tres días antes había pedido ayuda en la red, a través de un vídeo en blanco y negro en Youtube de poco más de ocho minutos, donde sin pronunciar palabra hilvana su relato con notas escritas en carteles, como hizo Bob Dylan en aquel vídeo memorable deSubterranean Homesick Blues. «No tengo a nadie. Necesito a alguien. Mi nombre es Amanda Todd», dice al final del vídeo.

Su tormento empezó cuando tenía 12 años, después de que un hombre que conoció en la red le convenciera para que le enseñara los pechos. Un año después, volvió a contactar con ella a través de Facebook, esta vez para pedirle que se desnudara si no quería que divulgara su foto. Una amenaza que acabó cumpliendo. «En las vacaciones de Navidad, llaman a la puerta. La policía me dice que mi foto se ha enviado a todo el mundo».

EL HUNDIMIENTO / Es entonces cuando comienza su descenso a los infiernos. «Me puse realmente enferma, con ansiedad y una gran depresión». Para navegar por el agujero, cuenta que recurrió a las drogas y el alcohol y empezó a autolesionarse, pero su sufrimiento se fue agravando al ver como un año después su acosador utilizaba su foto en toplesscomo perfil de su Facebook y su entorno escolar le iba haciendo el vacío y dejándola sola en el comedor o en la biblioteca. «Lloré cada noche, perdí a todos mis amigos y el respeto».

Los padres de Amanda y también la policía sabían por lo que estaba pasando, pero no pudieron ayudarla. «La policía investigó e investigó y rastrearon a alguien en EEUU, pero nunca lo encontraron», ha explicado su madre, Carol, a la prensa canadiense. Ni siquiera mejoraron las cosas al cambiar de colegio. Allí conoció a un chico que aparentemente la engatusó haciéndole creer que quería una relación con ella, para más tarde revelar a otros su historia. Y un día se presentó con su novia y otros chavales y la golpearon mientras un corrillo grababa la pelea con sus móviles.

«Los últimos dos años fueron horrendos. Pienso en ello y me pregunto cómo pudo sobrevivir tanto tiempo con ese dolor», ha contado la madre. Tras la agresión, su padre la encontró tirada en una zanja y al volver a casa ella quiso quitarse definitivamente de enmedio. «Me quería morir. Cuando me trajo a casa bebí detergente», dice en el vídeo.

UNO DE CADA SIETE / Mientras la policía investiga la muerte de Todd y trata de encontrar al acosador, la presidenta de la Columbia Británica, Christy Clark, ha pedido que se abra un debate para tipificar como un delito penal elcyberbullying. «Tenemos que enseñar a nuestros hijos a no quedarse parados. Los acosadores se salen con la suya porque nadie les detiene», ha dicho.

En junio, su Gobierno aprobó un programa para combatir elbullying formando a 15.000 profesores y trabajadores sociales y lanzando una aplicación móvil para que las víctimas puedan denunciar anónimamente el acoso. Pero mientras las instituciones se desperezan, el reto parece haber alcanzado dimensiones colosales. Según Bullying Canada, organización dedicada a combatir estas prácticas, uno de cada siete niños canadienses de entre 11 y 16 años sufren acoso escolar o por internet. Y en los institutos, se producen más de 280.000 casos cada año.

Pocos días antes de su muerte, Amanda le pidió a su padre que le acompañara a hacerse un tatuaje. Habían decidido tatuarse un símbolo chino de la fortaleza y la fraseMantente fuerte. Parece, sin embargo, que no les dio tiempo.

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