50 AÑOS DE LAS RIADAS

250 litros en dos horas

El calor de los días previos formó una olla a presión. Luego llegó el aire frío en altura

ANTONIO MADRIDEJOS / Barcelona

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La mañana había sido calurosa, pero todo cambió de repente. "Viajeros que se dirigían a Barcelona observaron que hacia las cinco y media de la tarde empezaba a hacerse necesario el empleo de faros. A las seis, la montaña deMontserratestaba cubierta de espesas nubes...", relató la prensa de 1962.

Una de las mayores catástrofes hidrológicas de los últimos 200 años en Europa fue el resultado de un fenómeno relativamente habitual en los otoños mediterráneos: empezó a llover de forma torrencial y no paró en prácticamente dos o tres horas, dependiendo de la zona. Fue suficiente. "No se puede negar que era un fenómeno de elevada peligrosidad, pero en absoluto fue un fenómeno único", resumeCarmen Llasat,profesorade la Universitat de Barcelona (UB) que ha analizado lasinundaciones del Vallèsen varios estudios, incluyendo sutesis doctoral. Una situación con lluvias similares pasó en el 2000 en los alrededores de Montserrat.

"La combinación durante los días previos de altas temperaturas, altas presiones y cielos claros favoreció unaelevada evaporaciónsobre el Mediterráneo y el almacenamiento de este vapor de agua en la parte baja de la atmósfera", describeLlasat. Uno de los aspectos más llamativos fue elcalentamiento diurno: enTortosa, los termómetros pasaron de 16º por la mañana a 30º al mediodía; en el caso deGirona, de 11º a 30º. Fue un "efecto de olla a presión", como lo define Llasat.

La llegada de aire relativamente frío en altura y la fuerte entrada de aire caliente y húmedo en niveles bajos "aumentaron la inestabilidad y desarrollaron las tormentas que dieron lugar a los aguaceros", prosigue. A ello hay que sumar la llegada de una depresión desde el norte de Galicia, con un frente asociado que afectó a toda la Península.

Llasat recuerda que lluvias de más de 100 litros por metro cuadrado son relativamente habituales en la costa mediterránea. En elobservatorio Fabrade Barcelona, con datos desde 1913, elrécord diariocorresponde al6 de diciembre de 1971con197 litros, mientras que la máxima del aeropuerto de El Prat, 187 litros, es del 25 de septiembre de 1953. Durante lasinundaciones de 1962se acumularon en el Vallès y comarcas cercanas cantidades muy dispares. El máximo se registró enMartorelles, con250 litros por metro cuadrado, aunque cantidades también muy notables se midieron enGelida(212 litros),Olesa de Montserrat(210),Sabadell(196),Montmeló(145),Tiana(140),Sant Celoni(132),Igualada(130),Granollers(106) oBarcelona(89). Posiblemente los máximos correspondieron a las sierras prelitorales, comoSant Llorenç del Munt, pero no se dispone de datos por la ausencia de pluviómetros.

El carácter torrencial de la lluvia, concentrada en dos horas, y la orografía escarpada fueron el detonante de la catástrofe. En apenas una hora, lascrecidas de ríos y rierasya eran inmensas. ElBesòsy elLlobregatse desbordaron con uncaudalcuatro veces superior al del Ebro en Tortosa. Sin embargo, aún faltaba el factor clave: "La enorme magnitud del desastre solo se explica en la elevada vulnerabilidad y exposición que presentaba la zona más afectada por los grandes aguaceros", dice la profesora de la UB.

Los pronósticos meteorológicos previeron que habría lluvias intensas en el conjunto de España, como así fue, pero en aquella época no había herramientas para determinar una concentración tan grande en un territorio tan pequeño. En cualquier caso, su utilidad habría sido relativa si se tiene en cuenta, como concluye Llasat, "que no existía ningún organismo de protección civil ni se habían elaborado planes de emergencia".