Sexo de pago y espacio público

Interior admite la dificultad de multar al cliente de la prostitución de arcén

Una prostituta espera clientes en una rotonda de la carretera C-68, de Figueres a Roses, esta semana.

Una prostituta espera clientes en una rotonda de la carretera C-68, de Figueres a Roses, esta semana.

ANTONIO BAQUERO / BARCELONA
BEGOÑA RUIZ / LLEIDA

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Tanto durante la fase de gestación del proyecto como durante los primeros compases de la aplicación de la ley, la Conselleria d'Interior insistió en que las multas contra la prostitución de carretera por razones de seguridad viaria no se iban a concentrar solo en la mujeres sino que se sancionaría también a los clientes. Pero las cifras sobre multas impuestas en los primeros dos meses de aplicación de la medida (277 en toda Catalunya), publicadas ayer por EL PERIÓDICO, ponen de manifiesto que hasta ahora son las prostitutas el principal objetivo de los Mossos d'Esquadra en su intensa campaña, que arroja una media de casi cinco sanciones al día. En Barcelona, de las 130 multas, 127 fueron a prostitutas y tres a clientes.

Desde el Servei Català de Trànsit (STC), dependiente de Interior, señalan que no se está persiguiendo más a las prostitutas que a los clientes y que si ellas reciben más multas es por las dificultades existentes para poder atrapar in fraganti a los usuarios y así sancionarles. El director del SCT, Joan Aregio, explica que es normal que se impongan más multas a las mujeres que ofrecen sexo que a los demandantes porque es más fácil pillarlas. «Es evidente que estas se pasan más horas en la carretera y eso facilita que los agentes las identifiquen y las denuncien. Para multar a los clientes hay que encontrarlos negociando con las prostitutas o in fraganti y eso ya es más complicado», argumenta Aregio.

LUGARES APARTADOS / Además, los clientes no suelen tener sexo con las meretrices en el arcén, sino que buscan lugares apartados o se refugian en moteles. Mientras que las prostitutas, al esperar en la vía, son totalmente visibles para los Mossos. Sin embargo, el director del STC afirma que «lo que está claro es que si ellas no están en la carretera, nadie irá a buscar sus servicios allí».

Fuentes de Interior insisten en que no hay una estrategia de concentrar la acción sancionadora en las mujeres. «No existe una orden de multar solo a las chicas. Simplemente, en estos dos meses la operación ha dado estas cifras. Puede ser que en los próximos meses la dinámica se revierta y que se haya multado más a clientes», señalan fuentes del departamento.

Sin embargo, mossos de tráfico explican a este diario una versión distinta. Estos agentes señalan que, desde los mandos, se les dio la consigna de que la campaña de multas «se concentrara en la primera fase en las prostitutas». «Hubo un primer periodo en que los agentes se dedicaron a informar a las chicas de que se les iba a multar y a aconsejarles que abandonaran el lugar. Después, se empezó a ponerles multas», cuenta un agente de tráfico. Otro mosso de tráfico indica que esa estrategia obedecía a simples criterios de eficiencia: «Si se decidió concentrar las multas en ellas era para obtener pronto el resultado que se buscaba: que las prostitutas se fueran». Este agente reconoce que el objetivo se ha conseguido. «Hay muchas chicas que ya no ejercen en las carreteras», dice.

PEORES CONDICIONES / Los datos publicados ayer por este diario preocupan a las entidades sociales de defensa de las prostitutas. Concha Borrell, presidenta de la Asociación de Profesionales del Sexo (Aprosex), que aglutina a prostitutas independientes, acusa a Interior de lanzarse a «una campaña de acoso y derribo contras las prostitutas de carretera». «Esto es un ataque contra el esalbón más débil -añade Borrell-. Esta campaña solo benefecia a los propietarios de clubs de alternes y de burdeles en pisos. Chicas independientes que se quedaban lo que ganaban en las carreteras ahora, por ese hostigamiento policial, tienen que ir a clubs y burdeles donde se les cobra un porcentaje y donde se les hace pagar precios abusivos por todo».