EL ROBOT 'CURIOSITY' CULMINA SU VIAJE ESPACIAL EL LUNES

Regreso a Marte

MICHELE CATANZARO
BARCELONA

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El robot más grande nunca enviado a otro planeta, el Curiosity de la NASA, llegará a Marte mañana alrededor de las 7.30 horas si no hay ningún imprevisto durante su arriesgada operación de aterrizaje. El rover (robot con ruedas), del tamaño de un coche, tiene como misión estudiar si hay condiciones ambientales compatibles con la vida (o si las hubo en el pasado) en el cráter Gale, donde los científicos creen que hace 3.000 millones de años había un lago. Durante los próximos dos años, Curiosity recorrerá esta llanura desierta dominada por una montaña central y la escudriñará con su brazo mecánico de dos metros y sus diez instrumentos de medición: cámaras, diferentes tipos de láser, instrumentos de rayos X y una estación meteorológica, entre otros.

«Es una misión gigantesca comparada con todas las anteriores», afirma Agustín Chicarro, científico principal en asuntos de Marte de la Agencia Espacial Europea (ESA). Curiosity pesa 899 kilos, casi diez veces más que Spirit y Opportunity, los dos últimos rovers que la NASA envió al planeta, en el 2004 (la sonda europea Beagle-2 desapareció en el 2003; la plataforma Phoenix aterrizo en el 2007). Para que una masa tan grande no se estrelle la agencia americana ha diseñado una espectacular operación de aterrizaje por fases, que requiere desplegar un paracaídas, activar unos retrocohetes, y colgar el rover de unos cables para ponerlo suavemente en la superficie. «Es la primera vez que se usan muchas de estas tecnologías, y todas las operaciones son automáticas, sin intervención humana: si algo va mal, no se puede hacer nada», afirma Felipe Gómez, miembro del equipo del Centro de Astrobiología (CAB) del CSIC, en Madrid, que desarrolló uno de los instrumentos de Curiosity.

La respuesta se conocerá mañana por la mañana, exactamente 14 minutos después de que el rover se haya posado suavemente en la arena roja de Marte o se haya estrellado: ese es el tiempo necesario para que las señales alcancen la Tierra desde 248 millones de kilómetros, la distancia que la separa del planeta rojo. En toda la historia de la exploración de Marte, solo un 30% de las misiones que han intentado alcanzar la superficie lo han logrado. Pero los ingenieros de la NASA aseguran que los márgenes de error son mínimos.

75 KILOS Intentarlo merece la pena. «Curiosity es un verdadero laboratorio andante», explica Roser Urquí, gestora de proyectos del CAB. Gracias al tamaño del rover, se han podido cargar en él 75 kilos de instrumentos científicos, 15 veces más que sus antecesores. Con este material buscará condiciones favorables a la vida en el cráter donde aterrizará.

«En Marte hay hielo, pero faltan algunos elementos que permiten la vida en la Tierra», explica Luis Castañer, ingeniero de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) que ha desarrollado uno de los sensores del instrumento del CAB. El campo magnético de la Tierra la protege del Sol y su eje de rotación no se mueve demasiado. Por su parte, el eje de Marte puede moverse hasta 15 grados, lo cual genera bruscos cambios climáticos. Además, la atmósfera es muy sutil, y la radiación solar puede acabar con la vida, explica Castañer.

El cráter Gale es un lugar ideal para estudiar si estas condiciones siempre han sido así. Las arcillas y otros minerales cuya presencia se detectó en misiones anteriores apuntan a que allí hubo agua. Curiosity pretende estudiar la historia de este ambiente a través de sus estratificaciones, incluyendo las de las laderas del monte Sharp, que se halla en el centro del cráter. Gale se encuentra 4 kilómetros debajo de la altura media del planeta, lo cual da un poco más de recorrido al módulo de aterrizaje para poder ralentizar su velocidad.

Curiosity se paseará por el cráter a una velocidad media de 30 metros por hora y no recorrerá más de 150 metros diarios. Tras explorar una área de unos 20 kilómetros de diámetro, su misión se dará por concluida: sin embargo, su motor nuclear puede funcionar hasta 14 años. «Si hubiera dependido de mí, antes de enviar una misión tan grande, habría enviado una veintena de rovers pequeños en lugares distintos del planeta», observa Chicarro. «Si unos hipotéticos extraterrestres enviaran un rover a la Tierra, sería muy distinto que explorara el Amazonas o el Sahara», bromea el científico.

VIDA «Los instrumentos de medida nos dirán muchas cosas sobre cómo es Marte en la actualidad», afirma Castañer. Entre otros asepctos, analizarán los minerales presentes en el terreno, el comportamiento de la atmósfera, el ciclo del agua y las propiedades de la radiaciones solar y cósmica que llegan a la superficie. «Lo que Curiosity no va a hacer es encontrar vida», aclara Urquí. «El rover no tiene instrumentos para detectar procesos orgánicos», añade.

Las primeras investigaciones sobre formas de vida en Marte podría hacerlas ExoMars, el rover que la ESA pretende enviar al planeta rojo en el 2016. Aunque mucho más pequeño que Curiosity, el robot europeo taladrará el suelo para averiguar si algún organismo se cobija de las radiación y del frío (hasta 90 grados bajo cero en el cráter Gale). No obstante, Curiosity promete dar muchas sorpresas. La primera debería ser la espectacular grabación que el rover mismo hará de su aterrizaje mañana. Eso sí, si no hay imprevistos.H