la red que mueve el GLOBO

El nuevo orden mundial (según Twitter)

La red social influye cada vez más en la vida real: agita movilizaciones, encumbra a líderes de opinión y trastoca la agenda pública. El pajarito no para de engordar, pero algunas voces creen que tiene menos poder del que aparenta.

El nuevo orden mundial (según Twitter)_MEDIA_2

El nuevo orden mundial (según Twitter)_MEDIA_2

JUAN FERNÁNDEZ

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#¿Quién es más importante, Barack Obama o Justin Bieber? ¿A quién seguiría usted antes, a Lady Gaga o al Dalai Lama? ¿A qué conversación pegaría la oreja con más interés, a la de David Bisbal o a la de Eduardo Punset? Entre las múltiples hazañas alcanzadas por Twitter en sus seis años de vida (los cumplió en marzo), una de las más excéntricas, aunque quizá no la más original, es haber conseguido dar respuestas contrarias a la intuición a estas simples preguntas de Trivial.

#Atentos a las sorpresas: según la red social del pajarito azul, el cantante adolescente es más influyente que el presidente de Estados Unidos (Bieber alcanza 100 puntos en Klout, el índice más usado para tasar la influencia que tienen los usuarios de redes sociales, frente a los 94 puntos que este medidor otorga a Obama); la capacidad de Lady Gaga para aglutinar apoyos es cinco veces mayor que la del líder tibetano (la reina mundial de Twitter tiene 25 millones de seguidores, frente a los 4,3 que acompañan al Dalai); y lo que dice David Bisbal le interesa a 15 veces más ciudadanos que las reflexiones del divulgador de Redes: 3,4 millones de followers para el cantante, frente a los 238.000 de Punset.

#Al habla una comunidad formada por 586 millones de individuos en todo el planeta, de los cuales 140 mantienen sus cuentas continuamente activas. Solo en España hay 8 millones de usuarios registrados: un 20% de la población. De ellos, 5 millones acuden con asiduidad a sus perfiles para opinar e informarse, lo que nos convierte en el noveno país del mundo en número de tuiteros y el tercero en actividad, según la consultora de medios Semiocast. Cada día se mandan 340 millones de tuits en todo el planeta.

#Al margen de estas cifras, la resonancia mediática de Twitter y el interés popular hacia su uso están alcanzando unos niveles tan altos en tan poco tiempo que los famosos 140 caracteres llevan camino de construir un universo paralelo que no solo ningunea las normas y el reparto de papeles que rigen en el mundo real, sino que además está empezando a influir de forma determinante en él. Es lo que sugiere la progresiva frecuencia con que los mensajes difundidos por esta red acaban convertidos en titulares de prensa, ya sea con motivo del anuncio de boda de una celebrity, la metedura de pata de un político o el seguimiento de un debate público.

#A riesgo de confundir la lista de trending topics ¿los 10 temas más comentados del momento en la comunidad¿ con una suerte de barómetro del CIS instantáneo, y al cómputo de seguidores de una figura conocida con el reflejo de su valía profesional, la tendencia a considerar estas conversaciones virtuales como la radiografía más fiable que existe de los intereses de la gente está permitiendo a Twitter erigir una nueva aristocracia de la popularidad y, de paso, está alterando el orden de las categorías en la vida pública, donde ya ha logrado apuntarse importantes tantos en términos de impactos mediáticos y movilizaciones sociales.

#Los libros de historia del siglo XXI contarán que acontecimientos como la primavera árabe (en la foto de arriba, las protestas de Túnez) o el 15-M debieron su éxito al poder agitador de naturaleza viral que tuvieron las redes sociales en general y Twitter en particular. A menor escala, la campaña que acabó con La Noria (Tele 5) nunca habría conseguido este objetivo si la protesta que inició un ciudadano no hubiese tenido la gran difusión que alcanzó en esta red. En septiembre del año pasado, una rebelión de tuiteros fue suficiente para paralizar los planes de los consejeros de RTVE de controlar mediante la censura previa los contenidos de los informativos de la cadena pública.

#Sin Twitter, esos desenlaces nunca habrían tenido lugar. Son, en palabras de Carme Miró, consultora de márketing especializada en medios sociales, «incipientes casos de Twitter-revolutions». Así llaman en su agencia, Apple Tree Comunications, a las movilizaciones populares que en los últimos meses han nacido y crecido en ese burbujeante caldero de opiniones y mensajes cruzados que es la comunidad tuitera. El departamento de análisis de esta consultoría ha hecho un seguimiento de los trending topic que suscitaron más mensajes en España en el último año y ha constatado que un 16% de los tuits enviados y retuiteados en esos meses hicieron referencia a este tipo de rebeliones 2.0.

#El resto de grandes debates del 2011 en Twitter giraron alrededor de noticias aparecidas en los medios tradicionales, que luego se comentaron en este foro virtual al hilo de hashtags como: #ETA, #20N o #rajoydimision. La red está sirviendo también para incitar a boicots contra marcas e instituciones. Entre los 10 trending topic más comentados en lo que va del 2012 están #loewe, lanzado para ridiculizar un espot de esta compañía de moda, y #chanclas, que sirvió para criticar el diseño del logotipo de la candidatura olímpica de Madrid-2020 (en la foto de la izquierda). «Twitter es principalmente una plataforma que se hace eco de noticias y las amplifica. Se habla, sobre todo, de famosos, fútbol y televisión. Pero ese 16% de revoluciones nacidas en la comunidad ya es mucho, porque son temas que no estaban en la agenda política. Significa que la red está logrando influir en la vida off line», destaca Miró.

#Hablamos de un termómetro del sentir popular que encuentra en su fugacidad su gran ventaja, pero también su principal déficit. La vida media de un trending topic es de 40 minutos: este es el tiempo que suele aguantar en el top ten la mayoría de etiquetas que acceden a él. Esta volatilidad invitaría a desconfiar del invento como medidor del pálpito social. Sin embargo, en Estados Unidos llevan dos años usando Twitter para predecir el éxito que tendrá el estreno de una película de cine, en función de lo positivos o negativos que sean los mensajes, e incluso para anticipar epidemias víricas.

#«No podemos saberde qué se está hablando ahora mismo en los bares de España. Lo más parecido a eso es Twitter», resume gráficamente Ignacio Escolar, periodista político y activo tuitero: cada día escribe una media de 35 tuits, que reciben al instante sus 140.000 seguidores. Pero advierte: «Es un bar sesgado, porque en él no está la gente que no usa esta herramienta, que es la mayor parte de la población».

#Al final, en la mayoría de las ocasiones se da un trasiego de ida y vuelta entre los temas que se comentan en la red y los que protagonizan la agenda pública: son los medios tradicionales los que convierten en noticias a los asuntos tratados en la comunidad, al darle rango de titular de prensa y, a su vez, los periodistas acuden a este foro para nutrirse de informaciones. «Su verdadero influjo sobre la vida real está sobredimensionado. Se da el fenómeno de las autoprofecías cumplidas: lo que dice Twitter se convierte en importante porque lo recogen los noticiarios, no al revés», explica Víctor Gil, sociólogo y consultor en tendencias digitales de la agencia Nethodology.

#Uno de los prismas de Twitter que más se presta a deducir un nuevo orden de categorías es el que hace referencia a los rankings de influencia de los usuarios. Durante los últimos meses han aparecido en internet diversas herramientas para medir la capacidad que tienen los usuarios a la hora de generar climas de opinión y marcar los debates, no solo entre la comunidad del pajarito azul, sino también en la vida real.

#El más conocido de esos índices es Klout ¿aunque hay otros, como Peerindex, Twitterscore o Kred¿ y su métrica se basa en la teoría de que lo importante no es el número de seguidores con los que cuenta un tuitero, sino la relevancia que este ostente y la interacción que se mantenga con él. No es lo mismo escribir tuits que únicamente leen tus amigos del instituto y nadie los responde que mantener conversaciones con figuras importantes en la red y que tus mensajes los acabe retuiteando un famoso. Obviamente, en este caso se obtiene un mayor impacto comunicativo.

#Basándose en ese principio, estos medidores de influencia están creando una nueva nobleza 2.0 que poco se parece a la de la vida real. Así, según el índice de Klout, el diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón, que acaba de llegar al Congreso pero mantiene una intensa actividad en las redes sociales, es más influyente que el presidente del Gobierno (Garzón obtiene 83 puntos en el cómputo de Klout frente a los 77 que alcanza Mariano Rajoy). «Me parece bien ser popular en la red, pero no es este el concepto que tengo de la influencia. Twitter es una herramienta muy útil, pero de doble filo. Acerca al político a la ciudadanía, pero no permite la reflexión. Yo me quedo con lo bueno: me hizo mucha ilusión cuando respondí a un ciudadano y recibí un mensaje que decía: `¡Me ha contestado mi voto¿!», explica el diputado.

#No sabemos si en el futuro se pedirá el índice de influencia al ir a pedir trabajo, pero algunas señales confirman la importancia que el prestigio on line ya tiene en la vida off line. La línea aérea Catahay Airways anunció el mes pasado que su sala VIP del aeropuerto de San Francisco quedaba reservada para aquellos viajeros que pudieran acreditar un índice Klout superior a 40. Las redes empiezan a establecer sus propias clases sociales.