DESPLIEGUE DE LA LEY CATALANA DE PROTECCIÓN DE LOS ANIMALES

Dos millones de perros y gatos no llevan el chip de control obligatorio

La veterinaria Maria Pifarré lee los datos de identificación del chip de una perra en su consulta de Santa Coloma de Gramenet, el pasado jueves.

La veterinaria Maria Pifarré lee los datos de identificación del chip de una perra en su consulta de Santa Coloma de Gramenet, el pasado jueves.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Ni la Generalitat, ni los ayuntamientos, ni los veterinarios, ni las protectoras de animales son capaces de decir, ahora mismo, cuántos animales de compañía viven en los hogares catalanes. Los cálculos aproximados indican que la cifra ronda los 3 millones de perros y gatos. Los datos existentes sobre identificación de mascotas, una obligación que Govern y propietarios tendrían que estar cumpliendo desde 1994, indican que solo el 30% -como mucho- de los perros, gatos y hurones que deberían de disponer de un chip de identidad lo tienen colocado. Unos dos millones de ejemplares seguirían, pues, fuera de control.

El registro general de animales de compañía de Catalunya no cumple con las funciones de censo. La propia Generalitat cree que únicamente dos de cada 100 ejemplares están debidamente inscritos. La que en 1988 nació como una ley pionera de protección de los animales -revisada, ampliada y reformada en 1994, en 1998, en el 2003 y aún en el 2008- sigue sin desplegarse en su totalidad.

«Somos una de las autonomías con más animales de compañía. Muchas familias tienen al menos uno en casa, pero, ahora mismo, nadie puede obligarles a colocarles el chip identificador», lamenta Francesc Monné, presidente del Consell de Col·legis de Veterinaris de Catalunya. «No somos policías, nosotros solo podemos recomendar la implantación», admite Maria Pifarré, jefa de la unidad técnica de la entidad colegial en Barcelona.

ACABAR CON LOS ABANDONOS / Por eso, porque ya va siendo hora de saber cuál es la población canina y gatuna, «porque esa información es también fundamental para el control de enfermedades transmisibles al ser humano», advierte Monné, y, sobre todo, porque hay que atajar de una vez por todas el número de abandonos de mascotas, la Generalitat pone en marcha hoy un nuevo registro, bautizado como Anicom, con el que espera regularizar la situación.

«El objetivo es que detrás de cada animal, de cada perro y de cada gato, haya un propietario identificado y registrado», explica Josep Escorihuela, director general de Medi Natural. «Se trata -agrega- de una herramienta que reunirá en una única base de datos los censos de animales de los ayuntamientos y a la que esperamos poder incorporar, en los próximos meses, la información del consejo de colegios de veterinarios».

Esta información a la que alude Escorihuela es la del AIAC (Arxiu d'Identificació d'Animals de Companyia), un censo que el colectivo profesional elabora desde 1983 y en el que cada facultativo va incluyendo a los animales a los que implanta un dispositivo electrónico subcutáneo (el chip). El archivo, que los veterinarios reivindican como privado - «con información sujeta a la ley de protección de datos», recuerda Pifarré-, «está ya a punto llegar a los 900.000 animales inscritos», indica Monné.

Frente a este casi millón de animales inscritos y, por lo tanto, controlados por los veterinarios, el registro con que ha trabajado hasta ahora la Generalitat solo contiene 43.971 inscripciones, informa la Conselleria d'Agricultura. Únicamente 188 de los 946 ayuntamientos existentes en Catalunya habían cumplimentado la aplicación, que muchas veces presentaba problemas informáticos.

DURACIÓN DEL PROCESO / ¿Se verán los propietarios de mascotas afectados por las modificaciones que quieren introducirse en los censos y bancos de datos? «Los dueños de animales debidamente identificados no tienen de qué preocuparse: cuando el AIAC se conecte al registro de la Generalitat, su perro o su gato quedará automáticamente registrado», detalla el director general. El problema va a seguir existiendo con los ejemplares que aún circulan sin chip. «Sus amos van a tener que tomar conciencia y, poco a poco, y si hace falta con la imposición de multas, tendrán que colocar el dispositivo», dice Escorihuela. «Será un proceso lento, que puede durar cinco, seis o siete años, ya veremos», admite.

Para ello, la Generalitat, consciente del riesgo de que una primera reacción pueda ser la de abandonar el animal, pondrá en marcha campañas de concienciación. También pide a los ayuntamientos que, además de poner al día sus registros de animales de compañía, den instrucciones a las policías locales para que ayuden a localizar a las mascotas todavía sin identificar.