La lucha contra una lacra social

«·¡Enséñame el móvil!»

Talleres para jóvenes les advierten de que la violencia en la pareja adopta formas distintas

TONI SUST
BARCELONA

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Uno de los problemas principales es determinar qué es violencia y qué no.«Para la gran mayoría de los jóvenes, violencia equivale a agresión, pero no a que un chico exija a su novia que le enseñe los mensajes de su móvil, o le obligue a explicar con quién ha quedado. Dicen que no tolerarían una agresión ni agrederían a su pareja, pero no creen que un insulto sea un acto de violencia».Eso es lo que asegura Ana Belén López, coordinadora del programaParanys de l'amor, que habla desde la experiencia. Un total de 1.795 alumnos de institutos públicos de Barcelona recibieron en el 2010 uno de estos talleres, que impulsa el ayuntamiento y realiza la fundación Salut i Comunitat, sobre la prevención en el maltrato de pareja. El año pasado se hicieron 96 talleres, un total de 344 horas.

López y un compañero forman una de las parejas de educadores y trabajadores sociales que se ocupan del taller. Cuando las peticiones se acumulan, cuentan con otra pareja de expertos. También compuesta por un hombre y una mujer, y no por casualidad.

Una chica que llora

Los talleres sobre los rasgos de las parejas en las que se producen abusos, de dos a seis horas de duración, se hacen en función de la petición de los profesores. Están destinados a alumnos de 13 a 18 años, es decir, de segundo de ESO a segundo de Bachillerato, pero la mayoría de los participantes son chicos de entre 14 y 16, las edades en las que tienen las primeras parejas. Con frecuencia, profesores reclaman los talleres porque aprecian indicios de maltrato potencial en parejas de estudiantes.

La entrada no es siempre fácil, sobre todo con los chicos:«Las chicas reciben mucho mejor la información. Los chicos se suelen sentir amenazados, son más sensibles, están construyendo su identidad».De ahí que se les dirijan un hombre y una mujer, para que haya un referente femenino y uno masculino.

Los talleres incluyen diferentes apartados: uno dedicado a los estereotipos de género, otro a los mitos del amor romántico y otro a la violencia y sus tipos. Por ejemplo, se trata de dar a entender a los chicos que ser el más duro, conducir más rápido,«asumir riesgos»,no supone ser más hombre. López abona la tesis de que el maltrato no está marcado por la procedencia social:«No existe perfil de víctima y agresor. Podemos encontrar lo mismo en un centro problemático y en uno que no lo es».

En varias ocasiones, ella ha asistido a una escena inquietante. Durante el taller, y tras darse cuenta de que algunas de las actitudes señaladas como violentas se dan en su relación, una chica se levanta y sale llorando. Los educadores la advierten entonces de que no tiene por qué aguantar algo así.

La iniciativa, que se desarrolla desde el 2002, fue acogida con éxito en el 2010, año en el que se hizo el máximo previsto de talleres. En el 2011 se prevé repetir el pleno. López subraya que más que un curso es una actividad dinámica. Los alumnos de una clase trabajan en equipos y participan activamente.

Sin embargo, esta labor es mejorable.«Algunos centros están volcados en esta cuestión, otros no tanto. El principal problema es que un taller no es suficiente».La coordinadora advierte de que si los institutos no mantienen viva la llama el mensaje no cala. Con lo cual es más fácil que se mantengan equívocos:«Los jóvenes creen que el amor lo puede todo».