EL BALANCE DE LOS PARTICIPANTES

El síndrome de Cuatro Vientos

Los peregrinos muestran su entusiasmo y, pese al calor, la tormenta y el cansancio, repetirían «mañana mismo»

Próximo destino, Río 8 Sacerdotes brasileños celebran el anuncio.

Próximo destino, Río 8 Sacerdotes brasileños celebran el anuncio.

ANTONIO M. YAGÜE
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una motivación superior hizo aguantar tras la tormenta a los peregrinos en Cuatro Vientos, que parece haberles contagiado una especie de síndrome.«El Papa y sus palabras nos han permitido resistir el cansancio y el calor. Voy a irme de Madrid con más fuerzas dentro de mí»,comentaba Belén, una peregrina de Cuenca, camino de la estación de Atocha. Fue una del millón y medio de jóvenes que amanecieron en el aeródromo para tomar las mejores posiciones. La disciplina militar fue la única capaz de organizar al personal hasta la llegada de Benedicto XVI y la posibilidad de verlo cara a cara.

Tras una intensa noche, con lipotimias, mareos y calor sofocante, los peregrinos recuperaron los cánticos y la emoción de toda la semana ante la llegada del Papa. Exprimían sus fuerzas para dar el último adiós.

«La vigilia, la misa, todo ha sido emocionante y divertido»,aseguraba Duraima Martínez, que ha venido desde Venezuela.«¿Mi balance? Seguroque servirá para que todos, incluido el presidente Chávez, seamos un poco mejores».

Christian González, de Cantabria, ha sido uno de los voluntarios que vigilaban que la salida de Cuatro Vientos se realizase sin incidentes.«No estoy cansado, si ahora me dicen que mañana hay otra JMJ me quedaría sin dudarlo. Por Cristo todo es poco», aseguraba.

Para el padre José Ignacio, las palabras del Papa han sido«muy acertadas y muy emotivas, dirigidas de corazón a los jóvenes y buscando su acercamiento a Cristo».En cinco años las vocaciones han disminuido un 24%, pero el padre cree que jornadas de la juventud como esta son un«gran revulsivo vocacional» y está seguro de que a partir de ella aumentará el número de jóvenes que quieran dedicarse a la religión.

Julián Ramos, seminarista gallego al que le queda un año para el sacerdocio, considera que las palabras del Pontífice han sido«esperanzadoras, llenas de ilusión en un tiempo tan oscuro. No solo ha habido mucha agua material, sino también espiritual».Y remacha con esta metáfora, puede que fruto de reflexión durante la larga noche:«El Espíritu Santo sopla más que el viento de Cuatro Vientos».

La «comprensión» papal

Los brasileños, ruidosos bailando samba, con tambores y otros instrumentos de percusión, parecían ayer más de los 15.000 registrados oficialmente.«Es emocionante que Benedicto XVI venga a nuestra casa. Será una fiesta enorme, mayor que esta», vaticinaron Emily y Anna María.«Es cierto que en Brasil la castidad que exige el Papa preocupa a muchos adolescentes. Es lo que menos me ha gustado de su mensaje»,comentó Joao,«Pero creo-agregó en tono bajo-que en el fondo es comprensivo».