Recortes en los servicios públicos

La sanidad, al rojo vivo

Dos trabajadores del Hospital del Mar durante la jornada de huelga, ayer.

Dos trabajadores del Hospital del Mar durante la jornada de huelga, ayer.

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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El metódico silencio adoptado por la Conselleria de Salut para ejecutar el notable recorte económico que está aplicando en la sanidad pública, proceso que acompaña de la fulminante renovación de cargos directivos en todo el sistema, no consigue disuadir a los ciudadanos afectados, que se esfuerzan por mantener activos sus apreciados servicios. La aplicación de las medidas de ahorro es tan callada que incluso ha dejado a criterio de las direcciones de algunos centros de asistencia primaria (CAP) la coordinación de sus horarios veraniegos. «No sabemos cuántos cerrarán de noche en agosto -informó ayer un portavoz de Salut-. Se organizan entre ellos, los que están más cercanos». Y agregó: «Es lo que han hecho todos los veranos».

Ayer se movilizaron los médicos y enfermeras del Hospital del Mar y del de la Esperança, de Barcelona, objeto de una inminente reducción de plantilla; mantuvieron su protesta diurna y nocturna los usuarios del centro de asistencia primaria (CAP) Sant Feliu, de L'Hospitalet de Llobregat, que se oponen a que el servicio cierre, y viajaron hasta el departamento de Salut una treintena de vecinos de Breda (Selva), vestidos con camisetas alusivas a la supresión nocturna de su único CAP. «Nos han dicho que si nos ponemos enfermos de noche vayamos al CAP de Santa Coloma de Farners», se quejaban. Siguen activas, asimismo, las protestas de vecinos de Castellbisbal (Vallés Occidental) y Poblenou, en Barcelona, por idénticos motivos.

AGOSTO, PEOR / El rechazo ciudadano a los cierres temporales o definitivos de sus servicios sanitarios es una acción espontánea que se inicia cuando un grupo de afectados decide exponer en público el malestar que antes ha expresado en casa. «Esto no ha hecho más que empezar», dijo Manuela, usuaria de un CAP de Santa Coloma de Gramenet. «Nos han dicho que en agosto será peor».

La reducción de los servicios de atención médica continuada y urgente, una red que fue eficaz, dotada de tecnología radiodiagnóstica y laboratorios de análisis, es el principal motivo de queja pública. El criterio seguido aquí por Salut prevé el cierre de lo «excesivamente» próximo: los centros cercanos a un gran hospital, y el 50% de los que se distribuyeron geográficamente. La idea es que los usuarios se desplacen hasta los servicios que sigan activos.

Esos cierres no se anuncian. Se producen. Salut ha decidido «modificar el horario» -eufemismo que significa suprimir la actividad nocturna- en 56 CAP, informó ayer. Otros 32 centros cerrarán durante la noche, pero indicarán en un cartel o telefónicamente el número del móvil del médico, que de ser necesario acudirá al domicilio del enfermo. Otras 22 unidades de asistencia primaria quedan directamente suprimidas, y los usuarios tienen que desplazarse a la más cercana.

MENOS PARO / Aunque habían anunciado una huelga continuada de cinco días, de lunes a viernes de esta semana, los médicos y enfermeras del Hospital del Mar acordaron ayer limitar el paro para no perjudicar a los usuarios. La huelga afectó únicamente a las consultas externas entre las 9 y las 11, y de las 15 a las 17 horas. El resto del hospital funcionó con normalidad. La acción, que intenta evitar la ejecución de un expediente de regulación de empleo (ERE) que supondrá el cese de 190 empleados -de ellos, 40 médicos y 70 enfermeras-, se repetirá mañana si no avanza la negociación.

«Este ERE, de momento nos afecta a nosotros, pero si se aplica los perjudicados serán los usuarios -advirtió el nefrólogo Josep Maria Puig, presidente del comité de empresa del Mar-. Es evidente que si cierran quirófanos y despiden personal sanitario, los enfermos esperarán más, habrá gente muy fastidiada que no será atendida, y habrá muertes».

Otros hospitales públicos concertados preparan sus ERE, según el sindicato Metges de Catalunya. El Hospital Mutua de Terrassa, el de Vic y el de Igualada, entre otros, estudian medidas similares, agregó.