El inspirador

El sabio de moda

Stéphane Hessel, el autor de '¡Indignaos!' y '¡Comprometeos!', se ha convertido a los 93 años en una especie de oráculo mundial

Hessel responde a las preguntas de la prensa internacional, el viernes pasado en París.

Hessel responde a las preguntas de la prensa internacional, el viernes pasado en París.

ELIANNE ROS
PARÍS

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Señor Hessel, ¿cómo hay que abordar la crisis nuclear en Japón? Señor Hessel, ¿qué mensaje envía a los indignados españoles? Señor Hessel, ¿hay esperanza para el conflicto israelo-palestino? Señor Hessel, ¿cuál es la salida a la crisis griega? Estos son algunos ejemplos de la avalancha de preguntas a las que se enfrenta Stéphane Hessel en sus comparecencias públicas. A los 93 años, el autor de¡Indignaos!y¡Comprometeos!e inspirador del movimiento del 15 M, se ha convertido en el sabio de moda, en una especie de oráculo cuyas apreciaciones son recibidas casi como profecías.

El pasado viernes, Hessel se sometió al ritual respondiendo amablemente al sinfín de cuestiones planteadas por la prensa internacional en París. Y cuando, después de hora y media de bombardeo, un periodista polaco le interrogó sobre la situación de los inmigrantes gitanos, optó por la ironía.«Soy un viejo diplomático, no alguien que puede solucionar todos los problemas», adujo con una sonrisa pícara antes de apostillar que su papel se limita a«inspirar coraje a los jóvenes para movilizarse».

Energía fuera de lo común

No hay duda de que el mensaje dio en el clavo por encima de toda previsión. Su primer panfleto se vende como si fuera una novela de Dan Brown. En Francia (se publicó en otoño del 2010) ya ha alcanzado los tres millones de ejemplares y en Alemania va por los 700.000. Y su segundo libro,¡Comprometeos!, supera la cota de los 100.000 tres meses después de llegar a las librerías francesas. En España, este diálogo con un joven militante ecologista, Gilles Vanderpooten, en el que insta a pasar de la indignación al compromiso, sale mañana a la venta.

¡Indignaos!se ha traducido a 25 idiomas. Hessel está«muy satisfecho»de que por primera vez le hayan traducido«al catalán, al vasco y al gallego». Ahora está a punto de ser publicado en chino.«Estoy especialmente contento de esta iniciativa, pero no sé si a las autoridades les va a gustar mucho»,dice con retranca el autor, dispuesto a viajar a Pekín para apoyar al osado editor.

Hay que verlo para creer la energía de la que es capaz este nonagenario de porte elegante y erguido. Su agenda es digna de un ministro. No solo por los actos relacionados con la actividad editorial. Hessel predica con el ejemplo. Después de atender a los informadores, el viernes participó en un acto en favor de una nueva economía social, no prisionera de los mercados, con el ideólogo Edgar Morin. La noche anterior había dado una charla en Dijón, en la que defendió la causa en la que pone todo su empeño: Palestina. En los últimos años ha visitado Gaza cinco veces y apoya activamente la nueva flotilla que partirá este mes de Marsella en dirección a la costa de la franja desafiando el bloqueo de Israel.

En un mundo hundido en la crisis, lleno de incertidumbres, este venerable luchador por los derechos humanos goza de una credibilidad de la que carecen muchos gobernantes. Una autoridad moral avalada por su impresionante trayectoria. Héroe de la Resistencia, sobrevivió a los campos de exterminio de Hitler, entre ellos Buchenwald, y participó en el nacimiento de la Declaración universal de los derechos humanos, adoptada en el año 1948 por las Naciones Unidas.

Del contenido de esta carta, hoy no cambiaría ni una coma.«Ni siquiera el punto en el que dice que la propiedad privada es sagrada». Pero sí añadiría un aspecto aún desconocido en la época. Hessel aboga por«una declaración de los derechos de la Tierra».

Optimista impreturbable

Además de considerar que la ecología es uno de los grandes retos de sociedad, pone el acento en la moralización del sistema.«Lo que nos oprime es la oligarquía económica y financiera»,sostiene. Y aunque cree que la violencia no es algo necesariamente«horrible»-recuerda que fue necesaria en la Revolución francesa o la descolonización- la juzga poco «eficaz» en un contexto democrático. Su receta consiste en«presionar a los políticos»para que tengan«el coraje»de enfrentarse a la oligarquía.

Tan alta montaña no impide a Hessel proclamarse un«optimista imperturbable». Después de haber pasado por el infierno nazi y conocido los turbios entresijos de la política, conserva una mirada limpia y franca. Sonríe como si la vida no le pesara, y exhibe unfair play tan solo equiparable a su sentido del humor.«Las críticas que me hacen son justificadas. También tengo adversarios, aunque no tantos como quisiera».