LA GESTIÓN EDUCATIVA

Volver a empezar en la escuela catalana

Rigau, entonces en la oposición, interpela al 'conseller'  Maragall en el Parlament.

Rigau, entonces en la oposición, interpela al 'conseller' Maragall en el Parlament.

JORDI CASABELLA
BARCELONA

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El último giro en la política educativa que ha imprimido la titular de Ensenyament de la Generalitat, Irene Rigau, concierne a los portátiles de uso personal en la ESO, que serán progresivamente sustituidos por ordenadores de uso compartido que no saldrán de los centros escolares. En poco más de cinco meses, las iniciativas más relevantes de los ejecutivos del tripartito en materia educativa han sido abolidas op modificadas en aras de la necesidad de reducir las dimensiones del presupuesto en materia de enseñanza, que ha caído un 7,4% respecto al 2010. El consenso entorno a la letra de la ley catalana de educación (LEC), aprobada por el tripartito con el apoyo de CiU, no permitía augurar este volver a empezar en la escuela catalana.

EL CALENDARIO Adiós al curso madrugador

La idea de que el alumnado comience cuanto antes el curso en septiembre, después de 12 semanas de vacaciones, ha vuelto a caer en desgracia. En la última década, la mayor parte de las veces las clases se ha iniciado el día 12 (3) o 15(3). En otras tres ocasiones se ha inaugurado los días 14,16 y 17. El año pasado se rompió con la tradición y el año académico, marcado por la introducción de la pausa de la semana blanca a finales de febrero o comienzos de marzo, se estrenó el 7de septiembre. Ensenyament, avalada por la mayoría del Consell Escolar de Catalunya, decidió días atrás que los cursos 2011-2012 y 2012-2013 vuelvan a comenzar el día 12. Elmadrugónde septiembre del 2010 pasará de momento a la historia como un espejismo.

En realidad, en un primer borrador de la orden de calendario, Rigau apostó por seguir en la senda inaugurada por elconsellerErnest Maragall y reabrir las aulas el 7 de septiembre, pero no tardó en percartarse de que el remedio de distribuir los cinco días de la extinta semana blanca a lo largo del calendario y mantener la apuesta de avanzar el curso iba a ser peor que la enfermedad y no tardó en enmendar el tiro. Los representantes de los padres se pusieron esta vez de su lado, ni que decir los del profesorado, que han convertido la reclamación de retrasar el inicio del curso para poder preparar mejor las clases en una reivindicación permanente.

LA SEMANA BLANCA Un edificio falto de cimientos

Abolir la pausa invernal, ideada para hacer más llevadero el segundo trimestre escolar, que frecuentemente es el más largo del año académico, ha resultado una tarea relativamente asequible. Si su desaparición apenas ha originado resistencias es probablemente porque la primera y única semana blanca que se ha organizado, la del curso que ahora termina, nació con mal pie.

Maragall trasladó a los ayuntamientos, acuciados por las estrecheces económicas, y las asociaciones de padres, que sufren de un raquitismo crónico y están escasamente organizadas, la responsabilidad de mantener los centros educativos abiertos durante la semana blanca y procurar al alumnado unas actividades alternativas a las clases.

FINANCIACIÓN/ Para colmo de males dispuso únicamente de 850.000 euros para cofinanciar la realización de esas extraescolares, que laconselleraRigau dejó en poco más de 250.000 cuando llegó la hora de la verdad. En esas condiciones el grueso de las escuelas cerró sus instalaciones a cal y canto durante una semana y las familias tuvieron que hacer equilibrios para sortear el paréntesis. Ante este panorama, la supervivencia de la semana blanca se convertía en una misión imposible, máxime si a ello se añade que la cultura laboral dominante no tiene por algo habitual que los padres disfruten de unos días de vacaciones en el mes de febrero.

Otras reformas incluidas en el calendario que dio vida a la semana blanca han corrido la misma suerte. Maragall optó por declarar lectivo el día siguiente a la festividad de Reyes, el 7 de enero, que este año cayó en viernes, pero las escuelas no tardaron en encontrar la fórmula para sortear la disposición: convertir ese día en una de las tres jornadas anuales de libre disposición del profesorado, con lo que la reforma se quedó en nada. Rigau restituyó la fiesta del 7 de enero antes de llegar a laconselleria, en su programa electoral.

No hizo falta esperar a las elecciones para enmendar la supresión de la posibilidad de que los centros se acogieran a la jornada intensiva de junio, una cuestión que ha sido motivo de enfrentamiento entre las familias y el profesorado. Hubo escuelas que cancelaron las colonias y la resistencia forzó a Maragall a rectificar y reinstaurar la medida.

LA SEXTA HORA La equiparación a la concertada

De entre las rectificaciones a la política educativa del tripartito sobresale la supresión de la sexta hora diaria de clase en primaria introducida en la escuela pública en el curso 2006-2007 por laconsellera republicana Marta Cid. Forzada por la situación económica, Rigau la ha eliminado con carácter general aduciendo que su efectividad no había llegado a demostrarse. En esa labor ha contado con la complicidad de un sector del profesorado, que ha utilizado el mismo argumento para oponerse sistemáticamente a su implantación. Este es el caso del sindicato que cuenta con más delegados en la enseñanza pública, USTEC-STES, que siempre se ha mostrado beligerante con la medida, desdeñando la inyección de empleo público que comportó.

Paradójicamente, buena parte del equipo más próximo del que se rodeó Cid durante su paso por laconselleria(2004-2006), y que diseñó el calendario de aplicación de la sexta hora, procedía de USTEC .

Con la ampliación de la jornada diaria en primaria el horario de la publica logró equipararse, de un lado, con el de la concertada, donde las familias son las que financian la sexta hora complementaria. Por otra parte, los alumnos pasaban a ganar 20 horas de clase al mes, 175 al año y hasta un curso académico al final de la primaria, que consta de seis cursos.

UNA HORA A LA CARTA/ Educació, como se denominaba entonces laconselleria, concibió la sexta hora como un espacio destinado a reforzar las habilidades que han de conducir a la adquisición de las competencias básicas del alumnado. El profesorado iba a disponer de libertad para programar las actividades que considerase convenientes para alcanzar ese objetivo, sin tener que a atenerse a las exigencias del currículo. En la mayor parte de los centros se ha impartido refuerzo de lengua, matemáticas e inglés.

EL PROFESORADO Una hora lectiva semanal más

A pesar de prodigarse en guiños al profesorado, Rigau también ha tocado sus condiciones de trabajo al llegar a laconselleria. Los maestros de las escuelas públicas de infantil y primaria habían conseguido ver reducida su jornada lectiva a partir del curso 2006-2007, coincidiendo con la puesta en marcha de la sexta hora. Aunque la exigencia de permanecer en el centro durante 30 horas semanales no sufrió cambio alguno, en septiembre del 2006 pasaron a impartir 24 horas de clase a la semana, una menos que hasta entonces, y un año después 23. En paralelo, el tiempo destinado a tutorías, orientación al alumnado y atención a las familias crecía de cinco a siete horas semanales. La mudanza satisfizó a los enseñantes pero no sirvió para erradicar las críticas de un sector importante de los enseñantes contra la sexta hora, alegando que comportaba un trastorno organizativo notable.

A comienzos del pasado mes de abril, Ensenyament propuso regresar a la jornada lectiva de 24 horas semanales, una más que en la actualidad, al menos durante los próximos cuatro años. Los 60 minutos de clase adicional irán en detrimento del tiempo que invierten en atender al alumno fuera del aula y a las familias. En esa misma propuesta de «medidas organizativas de las plantillas docentes para el curso 2011-2012» Rigau propugnaba que las 2,5 horas de recreo semanales de alumno únicamente computasen como lectivas para el profesorado encargado de las tareas de vigilancia de los patios, no para el resto, pero finalmente se avino a retirar la propuesta para volver a ponerla sobre la mesa con vistas al curso 2012-2013.

INSTITUTOS

/ De paso, Ensenyament ha ampliado la jornada lectiva del profesorado de los institutos, que tendrá que impartir 19 horas de clase a la semana, una más que las que venía ofreciendo. Esta medida, a diferencia de lo ocurrido con la ampliación que afecta a los maestros de infantil primaria, no ha comportado modificar ningún acuerdo sindical vigente, según el departamento. LA EVALUACIÓN Exámenes postergados

La proliferación de pruebas internas de evaluación de alumnado de los últimos años se completó a partir del 2009 con la instauración de un examen externo para los alumnos de sexto de primaria, al final de la etapa, para conocer el grado de dominio de las competencias básicas que se considera que deben haber adquirido a los 12 años, antes de dar el salto a la ESO.

El pasado mes de mayo estaba previsto que una prueba de características similares se llevase a cabo, por vez primera, entre la totalidad del alumnado de cuarto de ESO de los centros públicos y concertados de Catalunya, justo cuando se halla a las puertas de concluir la educación obligatoria. El anuncio se había realizado hace un año pero la prueba, esperada con interés ante los elevados índices de fracaso escolar que se registran en el tramo final de la secundaria, se ha postergado hasta febrero del 2012 con el argumento de que mayo no era la mejor época del año para llevarlo a cabo.

No ha sido la única enmienda a la actividad evaluadora de laconselleriadesde el último cambio de titular. En marzo un decreto suspendía la creación de la Agència d¿Avaluació i Prospectiva de l¿Educació, un potente organismo previsto en la ley catalana de educación (LEC) destinado a suceder al actual Consell Superior d¿Avaluació, cuya actividad se ve limitada por sus escasos recursos y la dependencia orgánica de Ensenyament.

LABOR DE CONTROL/ La agencia, nacida días antes de la contienda electoral de noviembre, tendrá que esperar para poder llevar a cabo el cometido de velar por el buen funcionamiento de la Administración educativa, los centros, el profesorado, los alumnos y los servicios escolares. De momento ha sido depositada en el congelador ante la imposibilidad de afrontar la inversión que requiere su puesta en marcha a pesar del destacado papel que la actividad evaluadora desempeña en la guerra contra el fracaso escolar, la máxima prioridad del Govern en materia de enseñanza.