La repercusión en el 22-M

Campaña en la acampada

Esteban González Pons.

Esteban González Pons.

JUAN RUIZ SIERRA
MADRID

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Son ya un elemento más de la campaña. Como las políticas de José Luis Rodríguez Zapatero, los recortes sociales, la inmigración, el futuro del Estado del bienestar o la corrupción, las masivas movilizaciones de jóvenes en contra de banqueros y fuerzas políticas mayoritarias suponen un asunto que los partidos critican, apoyan, llevan a su terreno o arrojan al adversario. Es decir, un asunto que los partidos explotan para mejorar su resultado electoral o empeorar el del rival. El PP dice que son un reflejo de la división en la izquierda frente a una derecha que es una piña. Y el PSOE, que aquí tiene mucho más que perder, hace guiños a los manifestantes para atraerlos a un redil que, salvo sorpresa mayúscula, menguará en estos comicios.

El portavoz del PP, Esteban González Pons, señaló que una parte de estos jóvenes son«la extrema izquierda del PSOE»,un partido«roto»que«tendrá que esforzarse si quiere que la izquierda extrema siga votándole».La reflexión del conservador traslada el mensaje del PSOE como partido débil, casi en descomposición, y denota el regocijo que este movimiento ha causado en un PP que marcha triunfal hacia el 22-M.

Consideran los conservadores que las manifestaciones y acampadas pueden restar votos al PSOE, y no tocar a los suyos, porque están muy alejados de Democracia Real Ya, la plataforma convocante de estos actos. Y, sin embargo, hubo un momento en el que el propio González Pons coqueteó con su discurso.

Guiños populares al panfleto

Ocurrió el 15 de abril. El portavoz popular participó en el congreso de las juventudes del partido y su intervención estuvo repleta de guiños al panfleto¡Indignaos!(Destino), del escritor francés Stéphane Hessel. El libro supone un intento de hacer salir a los jóvenes de su apatía, y es una de las influencias fundamentales de las movilizaciones, que ya se conocen como las de los«indignados».Esta generación«frustrada»de jóvenes«debe ser una fiera y no convertirse en un enorme bostezo»,proclamó Pons; debe seguir«queriendo cambiar el mundo»y tiene que alimentarse de«indignación»contra un Gobierno que no combate el paro.

Desde el otro bando, todo es más complejo. Un miembro del comité electoral socialista mostraba hace un par de días su«sorpresa»ante la capacidad de movilización de los jóvenes, y explicaba, preocupado, que ahora lo que había que hacer era convencerles de que «cuentan con el PSOE».La estrategia electoral se vio reflejada el lunes en las palabras del número dos del partido, José Blanco, que pidió a los manifestantes que votasen socialista y provocó, así, que su indignación creciese aún más; las de Zapatero, que dijo que convenía«escucharles»; y ayer, las del candidato a la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez.«Llamo a los jóvenes a la rebeldía. Me identifico con ellos».

Los manifestantes, mientras, contestan que ya sabían que esto iba a suceder y acogen las declaraciones como quien oye llover.«Nos temíamos que nos iban a utilizar, pero este grito de indignación es contra los partidos mayoritarios. No tiene sentido»,dijo desde Madrid Fabio Gándara, portavoz de Democracia Real Ya. «Es patético que el PSOE nos haga guiños y que el PP nos identifique con el PSOE»,añadió desde Barcelona Klaudia Álvarez, también de la plataforma.

El nuevo asunto de la campaña, en todo caso, ha llegado para trascenderla. Dicen los manifestantes que las protestan seguirán, como mínimo, hasta las generales.