INICIATIVA PIONERA EN EL BAGES

La luz barata que deja ver estrellas

L'Estany cobra fama mundial tras convertirse en el primer pueblo de Europa iluminado totalmente con LED

Una calle de L'Estany, con el monasterio de Santa Maria, a la izquierda,  iluminada por luces LED.

Una calle de L'Estany, con el monasterio de Santa Maria, a la izquierda, iluminada por luces LED.

EDWIN WINKELS

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Poco después de las ocho de la noche, cuando se ve de lejos la nieve del Prepirineo teñida del color rojizo del crepúsculo y cuando sobre el pequeño pueblo de L'Estany (Bages) cae la noche, el alumbrado público de la localidad se va encendiendo poco a poco. Un sensor no solo indica cuándo se hace de noche, sino también si esa noche es más o menos oscura y si hay luna llena o luna nueva, por ejemplo. Con más luz natural, menos luz emiten las farolas.

Han llamado al pequeño ayuntamiento desde Argentina, Rusia y Estados Unidos, y de pueblos más cercanos le han venido a ver sus homólogos al alcalde Salvador Tresserra para que les explique y enseñe el milagro. Ya tiene apodo. No es el alcalde de ERC, su partido, sino el alcalde de LED, siglas en inglés de los diodos emisores de luz.

En septiembre del 2009, L'Estany alcanzó el hito de ser el primer municipio de toda Europa que iluminaba sus calles y plazas exclusivamente con LED de bajo consumo. Fue fruto de una idea de un concejal y de un pacto alcanzado con una empresa fabricante de la tecnología LED, Isoen Energy Solutions, de Mataró, para convertirse en un pueblo piloto que acoge todo tipo de pruebas para aprender y mejorar el sistema de iluminación.

Amortizar rápido

«Hemos pasado por varias fases. La primera fue cambiar las bombillas de las 220 farolas existentes en el pueblo. El año pasado, cambiamos la luz de los proyectores que iluminan el monasterio, que antes ya no se encendían nunca por su alto coste. Y en la tercera fase acabamos de colocar 30 farolas nuevas donde antes no había», explica Tresserra.

La sustitución costó 46.000 euros, aunque parte la pagaron entre la Diputación de Barcelona y el Institut Català d'Energia. Y según las primeras facturas, es una inversión que se amortizará rápidamente. En el primer año, el ahorro energético fue de un 76%, aunque el descenso de la factura era algo menor (74%) por el aumento del precio de la luz. Aun así, de pagar 13.500 euros por año, L'Estany pasó a desembolsar solo 3.500. Y, de paso, dejó de emitir un 80% de dióxido de carbono.

Iluminar el monasterio de Santa Maria, una joya del siglo XI que es el eje central del pueblo, a mitad de camino entre Moià y Vic, exige ahora solo 1.800 vatios en lugar de los 46.000 de antes. Las luces LED, además, duran 50.000 horas y necesitan menos mantenimiento. Con el ahorro, el pueblo ha podido reforzar los servicios sociales.

«Al principio hubo algunas quejas de vecinos. Les parecía que había menos luz, pero fue cuestión de acostumbrarse», dice el alcalde. En su quiosco, Maria Àngels Vila confirma: «Nos parecía muy oscuro, pero creo que lo han ido mejorando. Además, esta luz permite, mucho más que antes, ver todas las estrellas».

Ya pasa de las nueve de la noche cuando esas estrellas cobran fuerza en el firmamento, pese a que la luz que emiten las nuevas farolas parece fuerte y clara. Pero se dirige hacia abajo, no se difumina alrededor. «Desde lejos y de noche», cuenta el alcalde Tresserra, «apenas te das cuenta de que te acercas a L'Estany. En cambio, si vas a Moià, muchos kilómetros antes ya ves un halo de luz en el cielo».