Conflicto en los aeropuertos

Recepciones sin maletas

M. J. I.
BARCELONA.

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Cuando por fin parecía que los hoteles de Barcelona iban a poner a toda marcha las cajas registradoras y los lectores de tarjetas de crédito, llegaron los controladores aéreos para fastidiarlo todo. Tras soportar dos años de dura crisis económica, el sector turístico estaba ayer más que enojado. «Este tenía que ser, a priori, el mejor fin de semana del año, y el bloqueo de los aeropuertos lo ha echado a perder», lamentaba ayer Jaume Ventura, presidente de la Unió Catalana d'Agències de Viatges. El sentimiento era de indignación y enfado, rayano al improperio, en algún caso.

«Tenemos a todo el personal en marcha, atendiendo a los clientes, realizando anulaciones, tratando de cuadrar posibles cambios y, sobre todo, dando explicaciones, muchas explicaciones», relató Ventura. Era mediodía, cuando todavía se desconocían cuáles iban a ser las intenciones de los huelguistas.

El caos que el viernes se vivió en los aeropuertos españoles se trasladó ayer a las agencias de viajes y las recepciones de los hoteles de Barcelona. Los visitantes que debían partir a sus lugares de origen tuvieron que alargar en contra de sus planes la estancia en la ciudad tras haber hecho un viaje de ida y vuelta al aeropuerto de El Prat. Fueron recolocados a toda prisa en habitaciones que habían quedado libres. Los ingresos de los hoteles por esta incidencia no cubrirán, sin embargo, lo que se ha perdido en cancelaciones. «Lo peor fue la incertidumbre que vivimos durante toda la tarde del viernes, no saber si íbamos o no a regresar a casa y no poder avisar a nuestras familias», indicó Caroline, una británica de 68 años.

Goteo de anulaciones

Al trasiego de turistas bloqueados sin poder marcharse se sumó ayer por la mañana el insistente timbre de los teléfonos y un flujo ininterrumpido de correos electrónicos enviados por personas que habían hecho reservas para este puente y que tuvieron que anularlas a última hora. «Ha sido un continuo sonar de teléfonos durante toda la mañana», confesaba un empleado de un hotel cercano a la Sagrada Família.

Los establecimientos de la capital catalana afrontaban el puente con un excelente nivel de reservas, de entre el 85 y el 90%, hechas por clientes procedentes de otras comunidades españolas «y también extranjeros, para quienes este fin de semana representa el inicio de la temporada de compras», dijo Jordi Clos, presidente del Gremi d'Hotels de Barcelona.

Pero no todo fueron pérdidas. El comercio pudo beneficiarse de la gran cantidad de gente que, por un motivo u otro, acabó quedándose en casa. «Pueden aprovechar la ocasión para hacer, por ejemplo, las primeras compras navideñas», sugirió Joan Mateu, presidente de Barcelona Comerç. «La afectación del paro de los aeropuertos será pequeña en nuestro sector», vaticinó Mateu, que recordó que los establecimientos catalanes estarán abiertos al público mañana y el miércoles.

La alternativa del tren

Para remediar los colapsos, Renfe puso en servicio 5.200 plazas adicionales, que se sumaron a la oferta 65.000 pasajes previstas inicialmente para el sábado. Con esta oferta, Renfe contribuyó a dar una salida a centenares de usuarios afectados por el cierre del espacio aéreo. La mayoría de las plazas correspondieron a los trayectos de AVE entre Madrid y Barcelona y entre la capital española y Sevilla.

Además, se facilitaron billetes a las compañías Iberia y Vueling, que habían solicitado canjear sus pasajes. El acuerdo de reciprocidad comercial permitirá que cuando los usuarios de Renfe lo necesiten puedan utilizar los servicios de esas compañías.