OPINIONES EN EL REGISTRO CIVIL

«Como suene mejor»

FIDEL MASREAL / Barcelona

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Registro civil de Barcelona. Mediodía. Varios matrimonios esperan su turno para inscribir a su hijo recién nacido. Sin duda, su principal prioridad no es un apellido, pero celebran que a partir de ahora se deje la puerta totalmente abierta a escoger cuál va primero. Es, dicen, una cuestión de libertad. Pero debate en las parejas, haberlo haylo.

Daniel López sostiene que le da igual el orden, pero en su caso...«López a muerte», afirma con una sonrisa en los labios. Su mujer, a su lado, expresa una indiferencia total respecto al tema, incluso al saber que al apellidarse Fernández ella tendría preferencia en caso de desacuerdo en la pareja sobre qué apellido inscribir antes.

Los motivos del orden son familiares, pero también estéticos. Juanjo, que hace tres días ha sido padre y se le nota, explica que decidieron -mejor dicho, que su mujer decidió- que el apellido materno, De Prado, iría por delante.«Es más bonito el suyo»,explica Juanjo.«Además, apellidos como el mío, Martínez, hay muchos».

Otro elemento a tener en cuenta, como le sucede a Juanjo, es la presencia de hermanos varones en uno u otro miembro de la pareja. Él tiene hasta tres hermanos hombres, que -hasta ahora- ya tenían la opción preferente de mantener el apellido familiar frente al de sus parejas.«La igualdad tiene que ser para todo, ¿no?».

Salomón no puede acudir

Una pareja de origen italiano tiene pensada una decisión salomónica: la niña que inscribieron ayer tiene como primer apellido el del padre, Manchesini, y el próximo descendiente tendrá como primer apellido Nuvoloni, que es el primero de la madre. Solo hay un pequeño problema: no podrán, ya que la ley obliga a mantener el mismo orden de los apellidos en todos los hijos.

Jorge Vázquez se enteró ayer de que en caso de desacuerdo con su mujer, el apellido de ella, Girona, pasaría por delante al suyo. Pero a la pregunta de si aceptaría dejar su apellido detrás, su respuesta es que la ley llegará tarde porque la suerte ya está echada: ayer mismo inscribió a su hija con su apellido en primera posición.«Son usos y costumbres de toda la vida», afirmó.

También hay mujeres que, como Jorge, prefieren poner su apellido detrás.«Yo llevo el de mi padre y he querido que mis hijos lleven primero el de mi marido», dice Montse, tan convencida como respetuosa con la libertad de opción.

Lo cierto es que en ocasiones, como en el caso de Joan, el tema es objeto de debate.«Con mi mujer se tiene que negociar todo», admite sin acritud. La decisión fue mantener el orden clásico.«Porque mi apellido suena mejor, es menos común»,describe. En efecto, Valduvieco es menos popular que Domènech. Sin embargo, la madre alegó que un apellido más cercano al inicio del alfabeto puede favorecer al niño a la hora de ser de los primeros de la lista en el colegio.«Pero yo, por mi apellido, era de los últimos y me iba muy bien porque me preguntaban menos que al resto de compañeros», bromea Joan.

«Pongas el orden que pongas siempre uno de los dos tiene un inconveniente, así que decidimos poner mi apellido primero. ¡Y mira que mi mujer es feminista!»,explica Roger. Al instante, un amigo le llama por teléfono y Roger, padre por primera vez, le describe lo que realmente le importa:«Todavía estoy en una nube...».