El trato de los animales

Informar, la mejor solución

La Administración considera que la forma más adecuada de evitar que los mataderos burlen la ley es obligar a detallar en la etiqueta de la carne cómo se ha sacrificado al animal

Unos terneros recién degollados se desangran en el matadero de Girona, ayer.

Unos terneros recién degollados se desangran en el matadero de Girona, ayer.

FERRAN COSCULLUELA

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1 ¿Qué excepciones tiene la obligación del aturdimiento?

La excepción que prevé la normativa europea (1993) y española (1995) a la obligación de aturdir a los animales antes de su sacrificio atiende a los rituales religiosos, concretamente al islámico(halal) y al judío(kosher), porque estas creencias prohíben esa práctica, especialmente en el caso hebreo. El Instituto Halal de Córdoba, que certifica que este ritual se lleva a cabo con todas la garantías, destaca que el Corán defiende el bienestar animal y establece una serie de preceptos para que su sufrimiento sea el mínimo posible. No obstante, también dice que los animales han de llegar vivos al degüello y que no se les puede dañar antes, por eso la doctrina islámica no acepta el aturdimiento.

2 ¿Se puede vender carne `halal¿ en todas las carnicerías?

La normativa actual no pone ninguna limitación a la hora de comercializar la carne de los animales sacrificados por el ritual islámico. Cualquier establecimiento puede hacerlo y, además, no está obligado a informar al consumidor del modo en que se ha matado a la res. Todas las carnicerías y los distribuidores de carne que lo deseen pueden pedir a los mataderos que empleen el ritual islámico, y todas estas instalaciones pueden sacrificar a los animales sin aturdimiento previo si sus clientes les solicitan que utilicen este sistema. Hay otros países europeos, como Suiza, Suecia y Noruega, donde no se permite matar a los animales sin aturdirlos. Allí, la carnehalaldebe importarse y la Administración controla que solo se venda en carnicerías islámicas.

3 ¿El aturdimiento previo afecta a la calidad de la carne?

Esta es una cuestión controvertida sobre la que hay varias teorías. Una muy extendida y no demostrada es que cuando se sacrifica a los animales sin aturdimiento, el desangrado es más rápido y más completo debido a que el corazón palpita con más fuerza que cuando el ganado está inconsciente, lo que redunda en una mayor calidad de la carne. Los responsables de algunos mataderos afirman que el aturdimiento de los corderos mediante descargas eléctricas provoca un aumento de la tensión sanguínea, que desencadena a su vez hemorragias por la rotura de vasos capilares. Lo que sí parece demostrado es que cuanto más tiempo transcurre entre el aturdimiento y el desangrado del animal, peor es la calidad de la carne debido a las hemorragias internas.

4 ¿Se puede sacrificar un animal en el bosque o en casa?

Está terminante prohibido, ya que el sacrificio de animales tiene que realizarse bajo estrictas medidas sanitarias. Una de las quejas del sindicato Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARC) es que cuando llega la fiesta musulmana del cordero, la Administración abre numerosos mataderos municipales (que están cerrados el resto del año porque no cumplen la normativa) con el fin de que los fieles musulmanes que lo deseen puedan sacrificar allí a los corderos. Una medida que es considerada «injusta» por este sindicato, ya que considera que si se puede hacer esta excepción para favorecer las necesidades de un colectivo, también se podrían abrir esos mataderos el resto del año y evitar, así, que los payeses tengan que recorrer largas distancias para matar al ganado.

5 ¿Qué se puede hacer para evitar las tretas y los abusos?

Las administraciones europeas quieren evitar enfrentamientos con las comunidades religiosas que prohíben en sus rituales el aturdimiento. Por eso es improbable que decidan imponerlo por ley y acabar con la excepción prevista en la normativa actual. El responsable del Àrea de Salut Alimentària de la Generalitat, Lluís Picart, indica que el uso del ritual islámico «se ha descontrolado» en Catalunya y sostiene que la única solución sería un real decreto pactado entre todas las autonomías y el Gobierno central en el que se estableciera la obligatoriedad de informar al consumidor sobre la forma en la que se ha sacrificado el animal cuya carne va a comprar. «Se trataría de una etiqueta que dijese: 'Animal acogido a la excepcionalidad de aturdimiento'», propone.