Análisis
Propaganda para suscitar indiferencia y pasividad

Campesinas rusas de gala dan la bienvenida a Medvédev.

Marc Marginedas
Marc MarginedasPeriodista
Premio 'Cirilo Rodríguez' al mejor corresponsal en el extranjero (2013), Premi Nacional de Comunicació (2013) y Premio Luka Brajnovic de Periodismo (2019). Autor de 'Periodismo en el campo de batalla: 15 años tras el rastro de la yihad'. Protagonista del documental 'Regreso a Raqqa' (2022)
marc marginedas
Hace poco más de una década, NTV, la más osada de las cadenas rusas, llegó a caracterizar, en un programa de sátira con marionetas llamadoKukly, al entonces recién elegido presidenteVladímir Putincomo un joven inexperto a la búsqueda de sexo de pago, y a los políticos rusos como prostitutas dispuestas a venderse al nuevo inquilino del Kremlin por unos pocos rublos. Ayer, la misma emisora, que en sus siglas lleva el adjetivo de «Independiente» (Nezavísimoye Televidenie) mostró, sin medias tintas ni ambages, durante la cobertura de los incendios, la auténtica cara de la Rusia putiniana.
En ninguna de las informaciones se hablaba del número de fallecidos por el humo; solo se dejaba caer que no había suficientes mascarillas para protejer a todos de la atmósfera venenosa, al tiempo que aventuraba que las condiciones podrían mejorar en dos días. Eso sí, el viaje del presidente Dmitri Medvédev a la república de Mari El, una de las más afectadas, donde fue recibido por campesinas de punta en blanco, obtuvo su correspondiente minuto y 24 segundos en el informativo. Rizando el rizo, hace poco, la misma NTV mostró al primer ministroPutinhablando conMedvédevpor móvil. Ambos se alternaban en pantalla, uno desde el bosque en llamas, otro desde su despacho en el Kremlin.
Esta cobertura exenta de censura a la autoridad, que en otros países habría sublevado a quienes van al trabajo con mascarillas o a quienes han visto morir a familiares por complicaciones respiratorias, sigue dando frutos y suscitando la pasividad de la ciudadanía ante las tragedias. «Desde el fin de la URSS, los rusos han respondido a las catástrofes no haciendo nada; los rusos son más pasivos ahora que en los 90», constataDebra Javeline, del Woodrow Wilson International Center for Scholars. Y como destacaLev Gudkov, director del Centro de Análisis Levada, la propaganda informativa es un elemento clave para materializar este clima de impunidad e irresponsabilidad de las autoridades ante los sucesivos desastres, ya que «está dirigida a suscitar la indiferencia ante las cuestiones sociales y los problemas, y a la alienación con la política». En otras palabras, cuando los rusos ven la televisión, crece su «falta de fe de que la vida puede ser diferente» y se paraliza «toda acción política», concluyeGudkov.
Junto a la propaganda, la intimidación selectiva es otra de las armas empleadas. «Silenciando a unos pocos individuos clave, el régimen somete al resto de la población; la gente comprende así que es mejor permanecer pasiva», escribeRobert W. Orttung,director del Resource Security Institute.Vladímir Gusinksi,propietario de aquella NTV de los 90, actualmente exiliado de Rusia, viviendo a caballo entre Israel y España, lo sabe a la perfección.
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