El sistema

Más de la mitad de los catalanes aceptarían el copago sanitario

El 52,4% de los ciudadanos se muestran a favor de pagar al ir al médico

À. G.
BARCELONA

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De tanto advertir que el coste de la asistencia sanitaria pública española es insostenible, o que su presupuesto es insuficiente, los ciudadanos parecen haber interiorizado que en un futuro no lejano será necesario pagar algún euro cuando utilicen los servicios. Esta posibilidad, barajada y desestimada de forma recurrente por políticos de casi todas las siglas, resulta ser más aceptada por los usuarios de lo que los partidos sospechan. El Barómetro Político de Verano GESOP, realizado para EL PERIÓDICO, revela que el 52,4% de los entrevistados estarían de acuerdo en aportar un euro cada vez que utilicen los recursos sanitarios públicos. Un 46% rechaza esta posibilidad.

Las personas que se declaran votantes de Ciutadans son las que más partidarias se muestran del copago sanitario (63,6%), seguidas de las de CiU (61,9%) y ERC (57,7%). Los votantes del PP son los menos favorables a la opción (36,7%). Aunque los líderes de ICV-EUiA se muestran radicalmente en contra de esta posibilidad, un 51,4% de los encuestados votantes de esa formación se declaran proclives a pagar algún euro cuando necesiten los servicios sanitarios públicos. Un 48,6% de los votantes socialistas suscriben esta misma opción. Los hombres son más partidarios que las mujeres de un eventual copago sanitario y, contra la sospecha habitual, son las personas de 45 a 60 años las que defienden ese cobro suplementario.

Los 17 consejeros de Sanidad de toda España, reunidos en el Consejo Interterritorial de Salud, prevén analizar el próximo julio cómo se asegura la financiación de la red sanitaria de sus respectivas comunidades. Solo disponen de tres opciones: o el Gobierno incrementa el presupuesto sanitario, de forma que aumente el porcentaje del producto interior bruto (PIB) destinado a esa partida –en España es del 7%, en EEUU, del 17%–, o se suprimen algunas de las prestaciones que ahora figuran en el catálogo sanitario público, o se decide que los ciudadanos paguen su asistencia, un copago que se sumaría a lo que ya aportan a través de los impuestos.

EL PRESUPUESTO / La eliminación de alguna prestación –dejar de pagar la operación de juanetes, por ejemplo– implicaría un cambio mucho más radical entre los ciudadanos que la aportación de algún euro por cada visita médica. La eventualidad de que el presupuesto estatal destinado a Sanidad aumente y se aproxime al vigente en el entorno europeo es vista como una completa utopía en estos momentos.