Hijos de Abraham

PERE Puigdomènech

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En un momento en que los conflictos de Oriente Medio vuelven a la primera página de los periódicos, un artículo científico trata de responder a la pregunta de si hay una base genética común a todos aquellos que se llaman judíos. Aunque los resultados son matizados, parece ser que la respuesta es afirmativa. Eso sí, la proximidad genética también es compartida con otras poblaciones de la región.

La revista American Journal of Human Genetics ha presentado un trabajo de investigadores de Nueva York y Tel-Aviv en el que se analizan genes de 237 individuos de comunidades judías de diferentes partes del mundo, como Irán, Irak, Siria, así como sefardis y asquenazís de Europa y Nueva York, y se comparan con individuos de diferentes poblaciones no judías, incluyendo vascos. Los resultados indican que las poblaciones judías tienen una parte de sus genes que es común y que comenzó a divergir hace unos 2.000 años para los que viven ahora en Europa o América.

Los resultados son coherentes con los relatos sobre la expulsión de las poblaciones judías del actual Israel por parte de los romanos y con su tradición de favorecer las bodas dentro de su comunidad. Pero, como recuerda el artículo, no se puede explicar que las poblaciones judías de Europa pasaran de unos 50.000 a 5.000.000 individuos entre los siglos XV y XIX sin aportaciones de otras poblaciones de Europa. El estudio incluye judíos de Irak e Irán que tienen una menor relación con los demás, pero no poblaciones más lejanas como la de los falashas de Etiopía.

El estudio no dice que la historia de la diáspora sea cierta, pero dice que lo puede ser. Y también lo puede ser el origen común de los actuales israelíes con los palestinos, que se consideran todos ellos descendientes de Abraham y con los que se disputan el antiguo Canaán. En esta región tan excepcional se han desarrollado etapas clave en la evolución de la sociedad humana. Por desgracia, la ciencia no puede ayudar mucho a resolver uno de los conflictos más complejos de nuestro mundo, pero quizás sí puede aclarar alguna de sus bases históricas.