Golpe policial

Tres detenidos en Barcelona por estafar cinco millones de euros a 80 empresarios

ANTONIO BAQUERO

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Una gran estafa requiere una gran puesta en escena. Y en eso, Giancarlo Gronchi y su hijo Alessandro eran unos auténticos expertos. Estos dos presuntos estafadores italianos han sido detenidos en Barcelona por el Cuerpo Nacional de Policía acusados de haber erigido una tramoya de bancos y empresas fantasmas con las que han logrado engañar a cerca de 80 empresarios españoles a los que habrían estafado unos cinco millones de euros.

A sus 85 años de edad, Gronchi, ayudado por su hijo, y tres cómplices españoles, se hacía pasar por representante en España de un banco radicado en una isla del Pacífico que ofrecía créditos en condiciones muy ventajosas. Sus presas predilectas eran empresarios españoles que atravesaban dificultades económicas y que veían en esas créditos la solución a sus problemas.

Entidad fantasma en la República de Nauru 

Según los investigadores de la sección de Fraude Financiero de la Policía, al menos 80 empresarios españoles picaron el cebo y solicitaron crédito a la entidad representada por los Gronchi, una entidad fantasma que bautizaron como National Comerce Bank Inc., y que aseguraban estaba domiciliada en la República de Nauru, en Micronesia.

Los empresarios solicitaban a ese banco créditos por importes millonarios, de entre cinco y 10 millones de euros. A los pocos días, los representantes de la entidad les comunicaban que el crédito había sido aprobado y pedían a los empresarios el pago de cantidades en concepto de pólizas de seguro, comisiones, etcétera, asegurándoles que a primeros del mes siguiente ya iban a poder disponer del dinero.

Coches de lujo y guardaespaldas

Sin embargo, las semanas pasaban y el dinero no llegaba. Cuando los empresarios pedían explicaciones, los falsos banqueros convocaban a reuniones en el extranjero a los empresarios. Los encuentros se celebraban en los mejores hoteles de las capitales de Bulgaria, Panamá, Islas Tórtolas (Islas Vírgenes británicas) y eran los estafadores quienes les costeaban el viaje e incluso ponían a su disposición una vez allí coches de lujo y guardaespaldas.

Todo ello tenía como objetivo dar una apariencia de solvencia económica y seguir manteniendo vivo el engaño. En esas reuniones, los Gronchi mentían a los empresarios españoles asegurándoles que el dinero estaba bloqueado en el Banco de España y resaltando las dificultades que estaban encontrando para transferir esas grandes cantidades de dinero.

Nuevos pagos 

El siguiente paso era asegurar a los empresarios que, ante la dificultad de transferir el dinero, el crédito iba a ser concedido por una entidad domiciliada en Barcelona a la que las víctimas tenían que pagar nuevos importes en concepto de comisiones o pólizas para poder formalizar la operación.

Al final, con el cobro de esas comisiones, la trama llegó a ganar cerca de cinco millones de euros mientas que los empresarios lo más que obtuvieron fueron unos cheques a nombre de ese banco de Nauru que resultaron ser falsos.