RELIGIÓN

El Papa critica que se dé pábulo a una visión "unilateral" de la obra de Pío XII

El papa Benedicto XVI reza ante la tumba de su antecesor Pío XII, en noviembre del 2005, en el Vaticano.

El papa Benedicto XVI reza ante la tumba de su antecesor Pío XII, en noviembre del 2005, en el Vaticano.

EL PERIÓDICO
ROMA

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La delicada polémica que envuelve el proceso de beatificación del papa Pío XII ha conseguido que prácticamente cada palabra oficial en torno a su figura, su legado, su importancia y, cómo no, su criticado silencio frente al Holocausto, tenga un eco inusitado. Más aún si la pronuncia una autoridad judía; y más todavía si la pronuncia el Papa. "En los últimos años, cuando se ha hablado de Pío XII, la atención se ha concentrado de manera excesiva sobre un único problema, tratado la mayoría de las veces de manera más bien unilateral", se lamentó ayer Benedicto XVI, y de inmediato empezaron las murmuraciones. ¿Sigue acaso abonando el terreno para beatificarlo? ¿Se dirige a los judíos, para que se hagan de una buena vez a la idea?

El ya largo debate entre católicos y judíos, centrado básicamente en la conveniencia de beatificar a Pío XII, se ha recrudecido en los últimos meses, primero con motivo del 50° aniversario de su muerte y, luego, con la decisión de Benedicto XVI de esperar a consultar los archivos vaticanos sobre su polémico pontificado. Lo cual, se ha dicho, retrasa el proceso unos seis o siete años. Entremedias se han pronunciado el rabino de Haifa, el rabino jefe de Roma, el ministro israelí para la Diáspora y hasta el presidente de Israel, Shimon Peres, para decir, con más o menos encono, que lo que intenta el Vaticano es un disparate. Pero el Papa sigue sosteniendo a su hombre.

"FIGURA DE GRAN ESPESOR"

Ayer, ante los participantes de un congreso sobre --precisamente-- Pío XII, Joseph Ratzinger resaltó su "valiosa herencia", dijo que su legado es algo que "la Iglesia empleó, y emplea, como un tesoro", y afirmó que esa visión unilateral sobre su pontificado "ha impedido un acercamiento más adecuado a una figura de gran espesor histórico-teológico". No se trata ni mucho menos de la primera defensa encendida de su antecesor, ni será probablemente la última, pues, como explican los entendidos, todo apunta a que el Papa se dedica simplemente a hacer campaña por una causa que él mismo sacó del olvido.

En resumen, Benedicto XVI lamenta que cada vez que se habla de Pío XII salgan a la luz sus ambigüedades frente a la barbarie de la Alemania nazi, y que encima se dé por cierta esa versión: que no hizo nada (el Vaticano afirma que sí hizo, pero que alzar la voz no era la estrategia adecuada). Según el Pontífice, semejante actitud equivale a levantar una densa cortina de humo que impide ver detalles valiosos, como las "sabias normas" que promulgó "sobre la formación de sacerdotes", su amplia desconfianza "del fanatismo y el sentimentalismo" y su condición de "hombre comedido y realista, alejado de fáciles optimismos".

Pero nada de esto convence a los judíos. Supervivientes del Holocausto y descendientes de las víctimas del nazismo anunciaron esta semana que harán lobi ante el Papa y sus embajadores en todo el mundo para frenar el proceso. "Beatificar a Pío XII sería una tragedia para las relaciones entre católicos y judíos", declaró el vicepresidente del Concejo Americano de Judíos Supervivientes del Holocausto y Descendientes.