UN EXTRAÑO MAMÍFERO

La única ballena jorobada blanca conocida fascina a biólogos y curiosos

Se llama Migaloo y se la suele ver por Australia

MAURICIO BERNAL
BARCEONA

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La primera noticia sobre la existencia de la ballena blanca tuvo lugar en 1991, cuando fue fotografiada en aguas de la costa este de Australia. A juzgar por la documentación disponible, el nombre del primer navegante que avistó al exótico mamífero ha pasado rápidamente al olvido, pero no el del investigador que al año siguiente, atraído, como cientos de aficionados, por la promesa de ver al espléndido animal, se tomó el trabajo de buscarle un nombre tras comprobar que no se trataba de una simple leyenda.

Paul Forestell, jefe de investigación de la Pacific Whale Foundation en Hawai, se puso en contacto con un grupo de aborígenes australianos para saber si atribuían algún significado especial a la ballena albina, y para pedirles, de paso, que le ayudaran a bautizarla. Forestell no iba desencaminado: le dijeron que los especímenes albinos (de cualquier animal) eran considerados representantes del mundo espiritual, y le propusieron un nombre: Migaloo. En aborigen, colega blanco. Y así se la conoce, aunque hay personas que no pueden evitar verla como una encarnación de la ballena literaria por antonomasia, y así la llaman: Moby Dick.

Apariciones

La ballena blanca jorobada se convirtió desde entonces en un animal reverenciado por biólogos, oceanó-

grafos y curiosos, que cada año, durante el invierno y la primavera austral, se dan cita en la costa australiana para ser testigos de la migración de las jorobadas, pero sobre todo en busca de un golpe de suerte que les pemita tener contacto con el raro especimen. El seguimiento que se le ha hecho estos años ha dado lugar a páginas web dedicadas casi exclusivamente a registrar sus apariciones.

"Marc McCormack, fotógrafo del Cairns Post, informa de que Migaloo fue visto a 90 millas náuticas del arrecife de Pickersgill, al norte de Cairns. Nadaba en compañía de otras tres ballenas jorobadas".

En agosto del 2003 tuvo lugar un accidente que puso de manifiesto el valor científico del ejemplar. La ballena fue atropellada por un catamarán de recreo y Migaloo sufrió algunas heridas (en internet se asegura que las cicatrices aún son visibles). Los ecologistas, los biólogos y los oceanógrafos pusieron el grito en el cielo: hay que dejarlo tranquilo, darle espacio, que pueda nadar a gusto. El Gobierno de Australia la declaró entonces "ballena de interés especial", lo que en la práctica supone que nadie puede navegar a menos de 500 metros de ella.

De él. Migaloo es macho. Se intuyó durante años y se confirmó en octubre del 2004, cuando un grupo de investigadores lograron determinar el sexo del animal gracias a unos trozos de piel. También se han obtenido muestras de ADN para conocer más, desentrañar los secretos de la misteriosa jorobada blanca. Puede que los que la llaman Moby Dick prefieran que se mantenga el halo, porque nadie que haya leído la novela de Melville puede estar a disgusto con la idea de que el gracioso ejemplar que se pasea por Australia sea un descendiente de la ballena que lle-

vó a los hombres a la perdición.