El consumo mundial de agua mineral se duplica en 8 años

MERCÈ CONESA / BARCELONA

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El consumo de agua embotellada crece a un ritmo frenético. La producción mundial se duplicó entre 1997 y el 2005, según advirtió ayer el Worldwatch Institute en la presentación de su informe anual Signos vitales. Este informe revela tendencias positivas y negativas en cuanto a recursos naturales y el agua envasada aparece como uno de los problemas del planeta. Es, además, protagonista de una enorme injusticia social, porque los grandes bebedores son los habitantes de países ricos y no los de aquellos lugares donde el grifo --si lo hay-- no da garantía sanitaria alguna.

"Prácticamente tres cuartas partes del volumen de agua embotellada en el mundo se consumen en una decena de países donde no hay problemas de suministro de agua potable con calidad", señala el informe. Italia es el primer consumidor mundial per cápita y España ocupa el quinto lugar.

Los motivos por los que se opta por agua embotellada en lugar de agua de grifo son múltiples: tiene mejor sabor, por comodidad --en el trabajo, en reuniones-- o como sustituto de otras bebidas. En España, por ejemplo, el 31% del agua embotellada va a la restauración u hostelería. En Estados Unidos, donde el consumo es también alto pero sin llegar al nivel de Italia (un estadounidense bebe 99 litros al año y un italiano, 192), el agua embotellada, que no tiene las calorías de los refrescos, satisface a los consumidores preocupados por la obesidad.

250 VECES MÁS CARA

Los altos niveles de consumo indican que el precio importa poco en los países ricos. Un litro de agua envasada cuesta, como mínimo, 250 veces más que un litro de agua del grifo que cuente con todas las garantías sanitarias. En Barcelona, Agbar suministra un metro cúbico (1.000 litros) a 0,95 céntimos de euros y, en la misma ciudad, una garrafa de agua de cinco litros no cuesta menos de 1,10 euros, en los supermercados más baratos.

En cuanto a calidad, el informe advierte de que el agua envasada "no siempre es segura o mejor que la del grifo". "Las normativas --prosigue-- relativas al agua embotellada en general son las mismas que las que se aplican al agua del grifo, pero más laxas en lo que se refiere a determinados contaminantes microbianos", por lo menos en EEUU.

Hay un abuso de agua embotellada, según el informe, que no deja indiferente al medioambiente. "La extracción excesiva de agua mineral natural o de agua de fuentes para embotellar ha puesto en peligro cursos de agua y acuíferos submarinos". Pero no es solo eso. La producción, el embotellado, el envasado, almacenamiento y traslado de agua embotellada consumen importantes cantidades de energía. Y para fabricar las botellas hacen falta millones de toneladas de plástico elaborado a partir del petróleo.

EL BUEN RECICLAJE

Por ello no es nada extraño que en algunos países ya sea más cara una botella de agua de PET (polietileno tereftalato) que su contenido. En cualquier supermercado de Berlín, un botellín de agua de 33 cl.cuesta 0,12 euros y su envase 0,25. Claro está que en algunos países, como Alemania, el envase es retornable y debe pagarse una única vez. Por ello no es extraño que la recogida selectiva de botellas de agua para su reciclaje funcione a la perfección.

En España eso no ocurre y si el consumidor no es ecológicamente responsable --deposita los envases en el contenedor pertinente-- pueden encontrarse botellas de plástico tiradas en cualquier lugar.