Un centenar de personas ora por la visita del Dalai Lama

ROSA MARI SANZ / BARCELONA

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Los visitantes de la Sagrada Família tuvieron ayer al mediodía un plus. Frente al templo católico se celebró una ceremonia budista organizada por la Fundació Casa del Tíbet de Barcelona para desear una buena llegada y estancia en la capital catalana a Tenzin Gyatso, 14° Dalai Lama y premio Nobel de la Paz, que pisará la ciudad el día 9 tras 10 años sin hacerlo y dos cancelaciones de por medio. Congregó a unos 100 seguidores en una jornada que coincidió con la entrada en vigor de la prohibición por parte de China de nuevas reencarnaciones de Buda para evitar la sucesión del líder espiritual.

La causa tibetana demostró de nuevo no estar exenta de obstáculos. Uno más fue la ausencia de los siete monjes que debían oficiar la puja junto al director de la fundación, Thubten Wangchen, y que, procedentes de la India, seguían ayer en el país asiático resolviendo problemas diplomáticos para poder volar a Barcelona. Lo harán mañana.

FOTO JUNTO A JUAN PABLO II

Poco antes de la ceremonia, que tuvo lugar ante una foto del Dalai Lama junto con el papa Juan Pablo II para simbolizar que no importa la creencia que se profese, el director de la Casa del Tíbet criticó el decreto del departamento de asuntos religiosos chino que ayer mismo entró en vigor: el que prohíbe las nuevas reencarnaciones de Buda, personificado en la actualidad en el Dalai Lama. En concreto, la singular directiva reza: "El llamado Buda viviente reencarnado es ilegal e inválido sin la aprobación gubernamental".

Una premisa que "suena a broma", según Wangchen. "¿Cómo un país ateo que no cree ni en Buda, ni en Dios, ni en Alá puede regular las reencarnaciones?" se preguntó, para añadir: "Los tibetanos seguiremos nuestra tradición".

También sirvió la jornada para recordar los actos que tiene previsto el Dalai Lama en la capital catalana. El más publicitado fue la conferencia que dará en el Palau Sant Jordi el lunes 10, un día antes de inaugurar la nueva Casa del Tíbet. "Es una pena perderse las palabras de un Nobel", insistió Wangchen, que cifró en 5.000 las entradas vendidas. Quieren llenar, con lo cual, faltan el doble.