El primer homófobo

ADRIÁN FONCILLAS / PEQUÍN

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El paso del tiempo puede ponerte etiquetas muy raras. A Genghis Khan, por ejemplo, le conocieron en su día comoEl Conquistador del Mundo,El Emperador de Todos los HombresoEl Látigo de Dios, cimientos sólidos e inequívocos para los libros de Historia. Pero, ocho siglos después de su muerte, un congreso ha concluido que era el precursor de la globalización. Los estudiosos arguyen que, si por aquella se entiende acortar el espacio y el tiempo e ignorar las fronteras, Khan ya logró algo muy parecido en el siglo XIII en el territorio que hoy corresponde a China, Mongolia, Corea, Rusia, Irán, Irak, Afganistán y Siria.

Al bravo guerrero mongol le cayó ayer la responsabilidad de ser uno de los primeros homófobos y ecologistas. Unos científicos, tras recopilar datos durante más de 14 meses, han revelado que el artículo 48 del código de leyes de Khan preveía la condena a muerte para"los hombres que cometan sodomía",según la agencia de noticias Xinhua. Los expertos del Instituto de Investigación de la Antigua Mongolia creen que es la primera prohibición de la homosexualidad de la historia.

Al primer globalizador se le reconoce su destreza para la conquista de países y mujeres. Acumuló decenas de amantes y un sinfín de hijos. Una de cada 200 personas vivas es descendiente de Khan, según un estudio de investigadores internacionales. En Asia Central, donde aposentó su imperio durante 25 años, 16 millones de personas conservan su cromosoma. Esa concepción de la reproducción humana --a ritmo de cadena de montaje--, sazonada con fríos cálculos militares, está detrás de la prohibición de la homosexualidad, opinan los estudiosos. Los gais no suelen tener hijos, y Khan anhelaba un país populoso. Cuando el jefe mongol promulgó la norma, su imperio apenas contaba con 1,5 millones de personas, frente a los más de 100 de su principal enemigo, la dinastía Song (960-1279), en el centro de China.

Lavarse en los ríos

El código ahora desvelado, que se ha estudiado junto con antiguos escritos de Marco Polo, también revela la sensibilidad ecológica de Khan, mayor sin lugar a dudas que la de los dirigentes chinos modernos. La ley preveía la pena de muerte para aquellos que provocaran fuegos o dañaran el campo con excavaciones no permitidas. El que es posiblemente el primer ecologista de la historia también prohibió a la gente lavarse las manos en los ríos, pero no ha trascendido aún la razón de tal veto.