La adicción a los videojuegos divide a médicos y educadores

MICHELE CATANZARO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tiene 17 años, se enganchó a un videojuego en internet, dejó de ir al instituto y ha acabado perdiendo el segundo año de Bachillerato. Hay más de una decena de historias como esta entre los casos que trata Vega Gon-

zález. Según la psicóloga del centro Atención y Investigación de Socioadicciones, una entidad sin ánimo de lucro de Barcelona, los adolescentes son el colectivo más susceptible de desarrollar una dependencia de los videojuegos. Sin embargo, este año también ha atendido a un hombre de 49 años que dejó de ir a recoger al colegio a sus hijos de 8 y 10 años para no interrumpir el juego.

Se trata de un fenómeno poco conocido, ya que los estudios son contados. Por esta razón, todavía está abierto el debate sobre si los videojuegos pueden generar una verdadera patología mental o solo un comportamiento problemático.

ESPALDARAZO IMPORTANTE

La tesis de la adicción recibió un fuerte respaldo en un documento emitido en junio por la Asociación Médica Americana. En él se resumen las observaciones experimentales disponibles y se pide que la adicción a los videojuegos entre en los manuales diag-

nósticos de salud mental.

"Los juegos que pueden generar problemas suelen ser los que se desarrollan en internet", aclara Gonzá-

lez. En ellos, millares de personas interactúan por medio de personajes virtuales. "Algunas --añade-- quieren llegar a un nivel cada vez más alto para recibir un reconocimiento". Los afectados no suelen admitir su problema. "El paciente de 49 años alegaba que descuidaba a sus hijos porque ya no le necesitaban", explica.

Pero hay que ir con cuidado al hablar de adicción, alerta Daniel Aranda, profesor de Comunicación Au-

diovisual de la Universitat Oberta de Catalunya, porque "sobre los videojuegos circulan muchos tópicos y muy pocos estudios, y los segundos suelen desmentir a los primeros". Por ejemplo, respecto a la violencia. "Los juegos violentos pueden ser beneficiosos para algunos varones adolescentes, porque les permiten experimentar formas de hipermasculinidad sin violencia real", añade. Según Aranda, los videojuegos sufren de excesivo desprestigio. "¿Cuántos ni-

ños están obsesionados por el fútbol y se entrenan mucho más tiempo del debido? Pero nadie se preocupa de la adicción al fútbol", lamenta.

BRECHA GENERACIONAL

"En realidad, cualquier videojuego genera aprendizaje, también los destructivos", comenta Toni Matas, que en 1994 fundó Barcelona Multimedia, decana de las editoriales multimedia en España. "Gracias a los videojuegos, los niños se familiarizan, interactúan y experimentan con la tecnología". A menudo el problema es la brecha generacional entre padres y hijos, por lo que "la mejor estrategia no es prohibir los videojuegos a los niños, sino jugar con ellos".

Algunos profesores de Barcelona han empleado puntualmente los divertimentos de la editorial de Matas, pero Pilar Lacasa, de la Facultad de Ciencias de la Educación de Alcalá de Henares, ha ido más allá, al experimentar sistemáticamente el uso didáctico de los videojuegos en varias escuelas de Madrid con colaboración de Electronic Arts.

"Los deportivos permiten que los niños con discapacidades físicas experimenten emociones extraordinarias. A otros les ayudan a distinguir entre su cuerpo real y el cuerpo virtual", comenta. El equipo de Lacasa ha animado a los menores a reconstruir su familia dentro del mundo virtual deLos Sims. "De esta manera --afirma-- reflexionan sobre su casa y sus relaciones. En general, cada videojuego tiene potencialidades distintas y con la colaboración de un adulto se puede transformar en una ocasión única de aprendizaje".