El ADN de los neandertales ve la luz en una cueva de Asturias

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Los neandertales se extinguieron hace unos 30.000 años, tiempo de sobras para que se haya esfumado todo resto de material genético, pero la suerte geológica ha propiciado que unos pocos huesos de unos poquísimos yacimientos aún conserven fragmentos de ADN. Los miembros del Proyecto Genoma Neandertal, procedentes de varios países, concentran sus esfuerzos en la cueva de El Sidrón, en el municipio asturiano de Piloña. No es por casualidad. "Se trata de un yacimiento excepcional --resume Carles Lalueza Fox, especialista en genética de la Universitat de Barcelona (UB)--. En ningún otro lugar del mundo se han encontrado tantos restos bien conservados y en un espacio tan reducido".

Hace 43.000 años, una familia de al menos nueve neandertales murió de forma violenta, posiblemente devorada por congéneres de la misma especie, y sus huesos fueron arrojados o cayeron en una sima que hoy en día, tras diversos avatares, es El Sidrón. Esta es la suerte del yacimiento. "No se trata de un lugar donde vivieran los neandertales, sino un sistema subterráneo de cuevas que, además, se colapsó hacia dentro poco después", dice Lalueza. Los huesos quedaron cubiertos de arcilla, lo que favoreció la conservación. La cueva se descubrió accidentalmente en 1994 y se trabaja en ella de forma sistemática desde el 2000.

Hasta ahora, el programa de análisis se había centrado en una muestra procedente del yacimiento de Vindica, en Croacia. Muy valiosa, pero insuficiente. "El material susceptible de análisis pesa solo ocho gramos. Y no habrá más porque el yacimiento ya está excavado", dice Lalueza. "Hay grandes dificultades técnicas, pero si logramos los objetivos será gracias a El Sidrón". Por ahora han aparecido 1.300 fragmentos, huesos muy fragmentados por el canibalismo, de los cuales 14, como mínimo, tienen ADN.

CONTAMINACIÓN AMBIENTAL

El principal problema al que se enfrentan los investigadores es la contaminación ambiental. Por una parte, el ADN neandertal está totalmente mezclado con ADN de bacterias y hongos, fruto de miles de años de contacto; por otra, debe obrarse con sumo cuidado para evitar que el ADN humano impregne las muestras. Por este motivo, los arqueólogos y paleontólogos que desentierran los huesos trabajan con trajes de laboratorio, máscaras y guantes.

El proceso al completo es una faena compleja. Cuando se extrae y se analiza una muestra del hueso, hay millones de trozos de genoma, pero más del 90% de las secuencias son bacterianas. Aunque es fácil distinguirlas, resulta tan laborioso que la potencia de cálculo de los ordenadores es indispensable. "En lugar de lanzarnos a secuenciar a saco --dice Lalueza--, lo que hacemos ahora es seleccionar las que están mejor". Con posterioridad se compararán los resultados con la base de datos del genoma humano y del genoma del chimpancé, que ya se conocen, para identificar las secuencias que son de cada uno. Los problemas no concluyen aquí. "Las muestras están muy fragmentadas. Los trozos de ADN miden menos de 100 pares de bases", precisa Lalueza.

COLOR DE OJOS Y DE CABELLO

Un porcentaje muy elevado de las secuencias genéticas serán idénticas en neandertales y humanos, como miembros del géneroHomo,mientras que son muchas menos las que compartirán neandertales y chimpancés, pero no humanos. Y estas son las realmente importantes porque son las que nos informarán de lo que nos ha hecho diferentes.

"Aún no sabemos cómo conclui-

rá, pero la previsión es que compartamos más del 99,9% con los neandertales --prosigue Lalueza--. En los últimos miles de años, la evolución ha seleccionado determinados genes que nos han ayudado a sobrevivir. Este proceso habrá dejado un rastro genético discernible en determinadas regiones genómicas, especialmente si tenemos otro genoma, el neandertal, con el que compararlo". El trabajo también permitirá determinar aspectos curiosos de los neandertales, como puede ser el color de los ojos, del cabello y de la piel.

¿Y será posible revivir un neandertal? "Eso es pura ciencia ficción. Una cosa es tener toda la información genética en bruto y otra es tenerla ordenada. No hay máquina que sepa crear cromosomas artificiales", concluye Lalueza Fox.